El arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, inauguró ayer durante una misa en la iglesia colegial de Santa María de Xàtiva el Año Santo Jubilar que el papa Benedicto XVI, a través de la Penitenciaría Apostólica, decretó a finales del pasado año. Tal como explicó el abad de la colegiata, Arturo Climent, la iglesia será este año «uno de los templos más sagrados para los cristianos», junto a los situados en Jerusalén, Roma, San Jaime en Galicia, Camaleño en Cantabria y Caravaca en Murcia.

Durante este año, todos los fieles que respondan al llamamiento que realizó ayer el arzobispo y peregrinen a la colegiata setabense, se beneficiarán de la indulgencia plenaria que se concederá en el templo. Será la principal prerrogativa de la que dispondrá la Iglesia de Santa María para celebrar el 600 aniversario de la designación como colegiata por parte de Benedicto XIII del templo, que fue alzado por orden de Jaume I. Para beneficiarse de esta indulgencia plenaria, «hay que pedir perdón, visitar el templo y rezar aquí el Credo, el Padrenuestro y una oración a la Virgen y tener presentes las intenciones del papa», comentó ayer Climent, que destacó que este tipo de perdón «elimina la mancha que dejan los pecados especialmente graves».

«Nada en Xàtiva ni en su comarca sería lo mismo sin la presencia de Cristo», aseguró ayer Osoro, y esa fue la frase que más destacó el mismo Climent. En la misa participaron 15 sacerdotes, es decir, todos los de Xàtiva. Ante centenares de personas que llenaban el templo, Osoro indicó que en la capital de la Costera «se abre un tiempo de gracia».

El arzobispo realizó, junto al abad de la colegiata, el alcalde de la ciudad, Alfonso Rus, buena parte del consistorio setabense y cientos de fieles, el recorrido de la peregrinación por el interior del templo que han preparado los canónigos de la colegiata, con Climent a la cabeza. El primer paso fue la pila bautismal de la iglesia, seguido de la capilla de la Comunión. Después, acudió a la de los Mártires y al Altar Mayor, para orar ante la Mare de Déu de la Seu, patrona de la ciudad de Xátiva.

Después de la misa, se ofrecieron la bula original del papa Benedicto XIII que envió a Xàtiva para crear la colegiata, un breve de Pablo VI que declaraba basílica menor el templo en 1963 y la bula de Benedicto XVI que ha concedido el Año Jubilar. Además, se ofreció agua del río Jordán para celebrar el bautismo de Cristo, que se conmemoraba ayer, y 12 piedras del mismo río, así como el signo de la misericordia, que en el caso de este Año Jubilar serán rosarios de madera de olivo que han fabricado familias cristianas de Belén, tal como explicó Climent. «Se podrán adquirir a cambio de un donativo a partir de 10 euros, y la recaudación irá mitad a Cáritas y mitad al Orfanato de Belén», desveló el abad de la colegiata.

Además, explicó ayer que los principales objetivos que se plantea para este Año Jubilar son «renovar el bautismo y dar testimonio de la fe». «Quiero que la gente se acerque más a Jesucristo y reactivar la pastoral de cara a los jóvenes», comentó Climent, que destacó que está convencido «de que todo esto puede hacer un buen bien espiritual a los peregrinos». Está por ver el impacto económico que pueda tener la llegada de fieles a la capital de la Costera.

600 años de historia

La iglesia se levantó originalmente a partir de la antigua mezquita por decisión del rey Jaime I que la dedicó a Santa María y fue elevada a la categoría de colegiata por el papa Benedicto XIII en 1413, regida por 15 canónigos. El actual templo comenzó a construirse en 1596.