El primer tren de vía estrecha de España hubiera cumplido precisamente hoy 150 años. De aquel medio de locomoción tirado en sus orígenes por caballos apenas queda en la Ribera parte del trazado que cruza el valle de Aigües Vives, que aspira a convertirse en una vía verde para senderistas, y alguna estación o apeadero en el trayecto de 37,5 kilómetros que recorría entre Carcaixent y Gandia. Todo lo demás son recuerdos y anécdotas. Como la oferta que un maquinista realizó a un ciclista para que subiera al convoy y éste la declinó alegando que «tenía prisa», relata Fernando Rodríguez, uno de los historiadores que participó en la elaboración de un trabajo que esboza la historia del popular «trenet», fruto en sus orígenes del boyante comercio de la naranja y que sucumbió 105 años después por la falta de inversiones y la competencia del transporte por carretera. «También hubo intereses», añade Fernández, mientras señala que Gandia apostó por la línea de ferrocarril convencional que enlazaba con Cullera, en detrimento de la que recorría el antiguo «Tram-way» que, con la ampliación hasta Dénia en 1883, era el único tren que unía las provincias de Valencia y Alicante por la costa.

De hecho, tras las primeras etapas en que la línea tuvo una clara función comercial y tenía como objeto principal el transporte de mercancías y, en particular, de cítricos hacia los puertos de Gandia y Denia, llegó un momento en que favoreció el turismo. «El primer turismo de playa va ligado a familias ricas de agricultores y comerciantes, algunos de los chalés y casas más antiguas de Dénia o Xàbia eran de gente de Carcaixent porque el tren llegaba hasta allí», apunta el también historiador local Francesc Torres, que no duda en señalar que la construcción de este tren de vía estrecha convirtió Carcaixent en el principal nudo ferroviario de la Ribera -la línea impulsada por el Marqués de Campo había llegado a la ciudad once años antes- «y marcó una etapa económica en que Carcaixent era la tercera población más importante de la provincia de Valencia». También condicionó su desarrollo urbano.

El «Tram-Way Gandia-Carcagente», que está considerado como el primer ferrocarril de vía estrecha de España, inició su andadura el 8 de febrero de 1864 impulsado por Vicente Alcalá de Olmo que, al mismo tiempo que se hacían los estudios de viabilidad, intentó crear una sociedad anónima que ofreciera apoyo financiero al proyecto, según relata el estudio realizado por Rodríguez, José Manuel Fernández y Josep Bataller. Con este objetivo trató de incorporar a personalidades representativas de la burguesía agraria y comercial valenciana que tuvieran intereses en las comarcas que atravesaría la nueva línea.

Un tranvía de tracción animal

No obstante, ya la memoria del proyecto reconocía que el elevado coste de la construcción y mantenimiento del ferrocarril a vapor hacía necesario optar por un tranvía de tracción animal, y así arrancó con «30 caballos de tiro». No obstante, los resultados del primer año demostraron que la empresa era inviable y que la única solución pasaba por recurrir al tranvía de vapor.

La compañía quebró en 1865 y fue adquirida años después por la familia Trénor. Los caballos tiraron del tren en su trayecto entre Carcaixent y Gandia hasta 1881 cuando, un año después de que el Marqués de Campo comprara la compañía, se introdujeron las locomotoras de vapor procedentes de Gran Bretaña. Campo también compraría ese año el tramo entre Gandia y Denia, pendiente de concluir.

El «trenet» pasó por las manos de diferentes compañías hasta su ocaso al final de la década de 1960. La falta de inversiones provocó un progresivo deterioro y la competencia del transporte por carretera una caída del tránsito de viajeros y de mercancías que resultó determinante. El 11 de julio de 1969, el «trenet» Carcaixent-Dénia era clausurado.