El sector citrícola se apresta a rendir cuentas. Y las liquidaciones van a resultar desastrosas, apuntan desde la Copal de Algemesí, la mayor productora de la comarca. Si en circunstancias normales una producción de 3.000 kilos por hanegada necesita un rendimiento para cubrir costes de tres euros por arroba, este año ingresarán 1,20 euros en el mejor de los casos. Con esas cifras es casi imposible cubrir gastos, señalan los técnicos, porque el rendimiento no da ni para recuperar el 50% de la inversión. Sólo alguna variedad de clementina, de la primera parte de la campaña y del tramo final, como la orri y otras, se salvan.

En el resto de la producción, el escaso calibre, el más bajo en décadas, y el atasco de cítrico sin salida comercial colapsaron rápidamente el mercado, por lo que ha sido más rentable dejarlo en el campo y destinarlo a la industria de zumo. Unos resultados que para la Copal de Algemesí, una de las principales productoras de España, van a significar «una bofetada importante», admite el técnico, José Climent.

La entidad produce 120 millones de kilos y de ellos 70 millones son naranja, por lo que tras el paréntesis del año pasado, en el que se liquidó a buen precio, llegan pagos ruinosos para la naranja, su principal producto.

Esta situación abre las puertas a las nuevas variedades, como el caqui. Ello provoca que ante el debate de la reconversión ya no haya dudas y la naranja se quede sin defensores.

«Se van a arrancar campos»

Desde la Copal señalan que muchos productores van a decidir después de esta campaña arrancar los naranjos, un hecho ya habitual, pero se acentuará. Admiten que esta campaña va a significar un «antes y un después», aunque Copal no dejará de ser una de las más potentes.