Cientos de peces muertos que flotaban en el agua aparecieron desde primera hora de la mañana de ayer en el estuario del río Serpis, una evidencia clara de la degradación y contaminación que registra el agua acumulada.

Según señalan vecinos, desde hace días ya venían notando un olor nauseabundo que se hacía cada vez más insistente hasta llegar, en la tarde del miércoles, a ser insoportable. Sin duda ese fue un signo del pésimo estado del agua del río, que en ese punto procede tanto de la depuradora comarcal de la Safor-Sur, situada a un kilómetro y medio aguas arriba, como la que penetra desde el mar. El Serpis hace mucho tiempo que, debido a la sequía, se quedó sin caudal propio.

Los peces muertos, que ayer constituían un auténtico festín para las gaviotas que los devoraban, se fueron acumulando a ambas orillas del río y también en la orilla de las playas de Venècia y Rafalcaid. Lo primero que hizo el Ayuntamiento de Gandia fue analizar el agua marina. Al principio se planteó prohibir el baño en esa zona, pero los primeros resultados indicaron que no hay riesgo y, por precaución, ordenó que ondeara la bandera amarilla en vez de la situar la roja.