Pere Rostoll, Alicante Es decir, los socialistas acabaron con el trasvase casi por la misma regla de tres que proponía Arias Cañete.

Ayer la Diputación, en el enésimo debate sobre el agua que acoge el Palacio Provincial, siguió la estela que marcó Cañete. Se discutía una moción socialista en la que se exigía a las administraciones controladas por el PP -Generalitat y Ayuntamiento de Torrevieja- que desbloqueen la puesta en marcha de una desaladora que producirá 80 hm3 anuales y que dará servicio a la mayoría de municipios de la Vega Baja. Tras un primer turno plagado de acusaciones, fue el diputado del PP, Domingo Soler, el que, en réplica al socialista Roque Moreno, anunció el voto en contra de su grupo alegando que el uso del agua que pueda generar la futura planta desalinizadora podría acabar originando, entre otras dolencias, atrofia testicular.

"La exposición al boro -una sustancia que, según el diputado, aparece en el agua desalada- genera irritación gastrointestinal leve y atrofia testicular", expuso Soler en medio de la sorna general tanto de sus compañeros del PP como de la bancada socialista mientras dejaba claro que "nunca vamos a consentir" que la infraestructura funcione tal y como ha previsto el Ejecutivo socialista porque sería "hundir el turismo de Torrevieja". Durante el pleno, en argumentos que confirmó a este periódico tras la sesión, el diputado del PP, que citó un estudio de la Universidad de Chile, explicó que el agua desalada contiene restos de boro que las membranas de la instalación, en el punto de salida del líquido, no son capaces de neutralizar.

Si los restos de la sustancia que aparecen en el agua desalada, según el relato de Domingo Soler, se unen a los de agua depurada o a los de las propias conducciones de la red general, el volumen de boro, en ese caso, alcanzaría los dos gramos por metro cúbico, el doble de lo permitido. Y, como recalcó Soler, una exposición "continuada" a este sustancia genera, entre otras cosas, la citada atrofia testicular.