Levante-EMV, Valencia

La herencia judía y musulmana del pueblo valenciano no es una cuestión estrictamente cultural. En los rasgos genéticos de los habitantes de la Comunitat Valenciana perviven los tiempos en los que la convivencia entre las comunidades de la tres religiones era la nota dominante.

Un reciente estudio publicado por la la revista American Journal of Human Genetics revela que el 15,1% de los cromosomas de la población valenciana presenta características atribuibles a los ancestros judíos sefarditas y otro 12,8% de poblaciones originarias del norte de África. En defintiva, la constatación de que los siglos de convivencia, con mayor o menor cercanía entre los diferentes pueblos, han quedado grabados pese a las expulsiones.

El estudio, titulado El legado genético de la diversidad e intolerancia religiosa: linajes paternos de cristianos, judíos y musulmanes en la Península Ibérica, ha sido realizado por científicos de la Universidad de Leicester (Reino Unido) y también de la Pompeu Fabra de Barcelona. Para alcanzar las conclusiones analizaron el cromosoma Y, presente en los hombres y que se transmite de padres a hijos, de muestras de 1.140 individuos de toda España, en busca de rastros de norteafricanos y sefardíes en dicho cromosoma. Esa información fue comparada con la información genética de pueblos norteafricanos (Marruecos y Argelia, concretamente) y comunidades sefardíes de la actualidad.

Los resultados que arroja la investigación respecto a los individuos valencianos estudiados no se corresponden con los generales para todo España. Y es que, según la publicación American Journal of Human Genetics, el resultado global indica un 10,6% de ADN norteafricano y un 19,8% de herencia sefardí; aproximadamente un tercio de del perfil genético ibérico. Es decir, que el peso de la huella norteafricana es ligeramente mayor en los valencianos que en el resto de España, mientras que la sefardí en menor.

Por otro lado, también resulta curioso que en el caso estrictamente valenciano, la herencia judía sea mayor que la morisca cuando la expulsión de estos fue posterior.

Vicent Baydal, especialista en Historial medieval, recuerda el recorrido cronológico de estos pueblos en territorio valenciano hasta las expulsiones. En 1391 se producirá la primera persecución de los judíos por parte de los cristianos, que sufrieron un pogromo en la judería de Valencia. Tras ese episodio una buena parte se convierte al cristianismo, pese a que muchos practicaban su fe en secreto.

Así, en 1492, cuando se decreta la expulsión, muchos de ellos ya estaban integrada entre la población cristiana y se quedó en España. De hecho, entre la élite valenciana había personas de origen judío, como Luis de Santángel, aunque también habrá persecuciones, como en el caso de Lluís Vives. Esta podría ser una de las claves que explique la considerable presencia de huella genética sefardí en Valencia. La población musulmana, que conformaba un tercio de la población y era muy reticente a la conversión, sufrió una deportación masiva con la expulsión de 1609. Esta comunidad practicaba sus ritos y empleaba su lengua. Ese año, aproximadamente 100.000 personas abandonarán el territorio.

Con todo, apunta Baydal, lo que demuestran estos mapas genéticos es lo mismo que se deriva del origen de apellidos judíos y árabes como Vives o Alcaraz: que buena parte de estas comunidades se integraron entre la mayoría.