Un grupo de propietarios de parcelas agrícolas de Biar (municipio del interior de la provincia de Alicante, en la comarca del Alto Vinalopó) ha denunciado a la empresa Proaguas Costablanca, SA, sociedad pública provincial participada íntegramente por la Diputación Provincial de Alicante, por el deterioro de sus cultivos de olivos y almendros, a raíz de la aplicación de lodos de depuradora como abono para el suelo.

Los denunciantes aseguran haber perdido el 80% de la producción, se lamentan de que el daño en el arbolado es definitivo y de que la tierra puede resultar irrecuperable por acumulación de metales pesados, como consta en un informe técnico elaborado por la Universidad Politécnica de Valencia, encargado por los afectados.

De la panacea a la pesadilla

Todo comenzó en 1998 cuando un grupo de propietarios de Biar recibió la propuesta de la empresa Proaguas Costablanca de abonar sus terrenos con lodos o biosólidos procedentes de las depuradoras de Alcoi, Elda, Petrer y Benidorm.

Los propietarios de las fincas recibieron el ofrecimiento como una panacea puesto que la citada empresa se encargaría del suministro gratuito y de los análisis de las muestras de suelo y agua para una óptima aplicación. A cambio, sólo tendrían que rellenar un formulario de petición de este servicio, que asignaba 40 toneladas de biosólido por hectárea al año. En la solicitud se especificaba que el personal suministrador debía realizar las analíticas de suelo pertinentes para ajustar las dosis óptimas de aplicación.

Con el paso del tiempo los dueños observaron graves deterioros en el arbolado y una merma importante de la producción. Pronto constataron que la cantidad de lodos aplicada a las parcelas no constaba en ningún documento y a la vista de las consecuencias que advertían en los cultivos, sospecharon que la cantidad de lodos aplicada pudo ser muy superior a la solicitada.

En un principio el fango se distribuía en superficie, pero originó la queja de los vecinos de la zona por los malos olores y la aparición de plagas de moscas. De modo, que se cambió el método de aplicación y se depositó en surcos en el centro de las filas de árboles, que después se tapaban. Los propietarios denuncian ahora que de esta forma las cantidades de fangos vertidas pudieron ser superiores a las convenidas.

En 2002, los propietarios constataron un decaimiento general del arbolado y encargaron analíticas del biosólido existente en la tierra. El resultado fue que el contenido en metales pesados era adecuado según la ley para su uso en el sector agrario. Pero desveló contenidos muy elevados en aluminio y fósforo, que, según los denunciantes, ha originado hasta la actualidad un deficiente desarrollo floral con la consiguiente merma de cosecha. Y aseguran que desde el principio carecieron de documentación sobre los procesos de tratamiento y composición del abono, así como de la realización o frecuencia de las analíticas por parte de Proaguas Costablanca.

Del abono al vertido

El estudio de la UPV determina que las dosis aplicadas a las tierras no fueron las 40 toneladas por hectárea al año, sino tres veces más, 120 toneladas por hectárea, que superaría los límites establecidos por ley de elementos como el cobre, zinc, cromo, aluminio, hierro y fósforo. El informe concluye que teniendo en cuenta el tipo de lodo aplicado (fresco deshidratado), su forma de aplicación (en surcos en el centro de las filas de árboles) y la cantidad (más de 120 toneladas por hectárea cada año), la aplicación de lodos tratados por Proaguas Costablanca se considera un vertido y no una mejora orgánica del suelo.

El estudio revela que en todas las parcelas en las que se aplicó lodos tratados los olivos presentan síntomas de decaimiento, con pérdida de masa foliar y necrosidades y quemaduras en las puntas de las hojas. Además el suelo ha experimentado un descenso del pH, lo que ha facilitado la acción del aluminio, altamente tóxico.

Del mismo modo añade que en las parcelas donde no se aplicó lodos el desarrollo del cultivo es normal y que los restos de lodos analizados contienen compuestos orgánicos persistentes como los hidrocarburos aromáticos policíclicos, causantes de los efectos tóxicos que presentan los cultivos de olivos y almendros.

Así las cosas, los propietarios afectados reclaman indemnizaciones de varios millones de euros por los daños ocasionados por los lodos suministrados.

LAS CLAVES

Abonado con lodos | Residuos de depuradora tratados para su uso agrícola

Los lodos procedentes de depuradores se destinan a la fertilización de suelos, a la incineración y al depósito en vertederos controlados. Por lo tanto, el uso agrícola de lodos es adecuado porque aporta nutrientes a largo plazo. Pero deben estar sometidos a tratamientos exhaustivos para reducir los microorganismos patógenos y los metales pesados, que pueden llegar al hombre a través de la cadena alimenticia.

Daños en el cultivo | La producción de olivos y almendros disminuye un 80%

La merma de la cosecha y la constación de daños en el arbolado induce a los propietarios a investigar las causas. Sus conclusiones son que sus campos no fueron abonados, sino que se efectuó en ellos un vertido en cantidades tres veces superior a lo convenido; que el lodo deshidratado era fresco con apariencia líquida; que su aplicación no era la adecuada y que, aunque el biosólido analizado daba resultados en metales pesados acordes a ley, la cantidad aplicada hizo que se excedieran los límites.

Denuncia | Los propietarios solicitan indemnizaciones por los daños

Mientras Proaguas Costablanca asegura que los daños en los campos son debidos al abandono por parte de sus propietarios, éstos lo niegan y piden ser indemnizados.