La presidenta de la asociación Defensor del Paciente, Carmen Flores, ha solicitado a la Fiscal Jefe de la Audiencia de Valencia, Teresa Gisbert, que se interese por la situación de los enfermos oncológicos que reciben el tratamiento de quimioterapia en el hospital Doctor Peset, al considerar que la instalación carece de las condiciones de dignidad y confort mínimas.

La asociación ha destacado que el conseller de Sanidad, Manuel Cervera, no ha respondido a la petición que el pasado lunes le dirigió esta organización en la que le pedía que de manea urgente se resolviera esta situación.

En su escrito a la Fiscal Jefe, Carmen Flores refiere el trato "indigno y vejatorio" que reciben los pacientes y reclama "respeto y dignidad" para ellos. "Bastante tienen con luchar por sobrevivir y no hacerlo también con la inutilidad de la gestión".

Testimonio de una paciente

"Cuando me dijeron que tenía que volver al hospital de día me dio un ataque de ansiedad y estuve llorando dos días porque no sabía si lo podría soportar". Es el testimonio de Teresa, una médico de 50 años a quien le diagnosticaron un cáncer de mama, que asegura que en esta unidad hay muy poco espacio físico y mucha gente: "la sala de espera es pequeñísima, no hay ni una ventana, está todo cerrado, encima hay una verja...es deprimente".

A tan exiguo espacio físico se suma una mala organización del trabajo que hace que los pacientes esperen horas y horas hasta que por fín pasan al sillón donde les conectan el gotero de quimioterapia.

"Todos los sillones están pegados porque no hay sitio; hay gente que está con un tratamiento durante siete horas y ¡qué menos que pueda tumbarse en una cama!, no existe privacidad de ningún tipo", relata la médico convertida en paciente que añade que, en una ocasión, le dio una reacción alérgica y le tuvieron que levantar la ropa delante de todos, "familiares, pacientes... no es que me importe pero no se trata de eso, sino de que tengo derecho a un espacio de intimidad que allí no se da, máxime cuando hay que esperar tantas horas".

Teresa apoya incondicionalmente el trabajo de los médicos y de las enfermeras que se desviven para dar una calidez humana a los pacientes y compensar la falta de medios. La escasez de personal es muy llamativa, ya que hay tres enfermeras para doce pacientes con goteros que pitan sin cesar.

"Ni el sitio es el idóneo, ni la organización del trabajo, ni el número de profesionales", agrega la paciente que destaca que a ella le han citado a las ocho de la mañana y ha regresado a su casa a la nueve y media de la noche.

A las 8 se coge número para el análisis, luego hay que pasar la visita del médico y luego se inicia el tratamiento que puede ser por la tarde. Los vecinos de Valencia vuelven a su casa, "pero hay personas muy enfermas que vienen de pueblos que tiene que esperar en la sala de espera hasta empezar la quimio".