PACO CERDÁ

VALENCIA

. Desde la Cuba de Castro hasta el Myanmar de la junta militar que reprimía a los monjes budistas, hay valencianos afincados en 37 países considerados antidemocráticos. Son las personas con menos derechos y libertades en su día a día.

Aunque la democracia en España se encamina hacia sus 33 años, hay 1.339 valencianos que no la disfrutan en su vida cotidiana. Ellos emigraron por motivos de trabajo, para ayudar en el Tercer Mundo o por razones familiares, y ahora se hallan instalados en alguno de los 51 países cuyo régimen de gobierno está considerado como "autoritario" en la clasificación publicada el año pasado por el semanario británico The Economist, que avala el Ministerio de Exteriores.

El régimen dictatorial que cobija a más valencianos, un total de 392, es la Cuba comunista de los Castro. Allí reside desde hace 26 años Manuel Cólliga, nacido en Venta del Moro y vecino de Valencia hasta que cruzó el charco en 1983. Tiene 76 años, es misionero de San Juan de Dios y dirige en La Habana el hogar de ancianos de San Rafael, con 250 mayores a su cargo. En conversación telefónica desde su clínica geriátrica, el hermano Manuel detalla las incomodidades del régimen castrista. Se queja del "racionamiento de la alimentación"; protesta por una libertad de expresión coartada "como en los tiempos de Franco en los que no se podía hablar" (menos todavía los miembros de la Iglesia); y lamenta la falta de información del mundo exterior. Él no tiene internet, ni televisión internacional ni logra sintonizar Radio Exterior de España.

Sin embargo, hay algo que todavía le exaspera más: la burocracia. "Lo que más me molesta es el papeleo y los pasos que has de dar para que te concedan una pequeña cosa. Yo, por ejemplo, quiero levantar un muro en la casa, y me está costando varios meses para lograr todos los permisos de materiales y empresas. Es el problema de que no exista libertad de empresas y de compraventa. Todo ha de pasar por el Estado. Y esto entorpece la marcha normal de las personas", lamenta Manuel Cólliga.

A sus 76 años, él ha conocido pocas veces la libertad. Cuando tenía dos años, estalló la Guerra Civil. Y a los cinco años de la restauración democrática de 1977, se marchó a Cuba. Pese a todo, este religioso valenciano quiere dejar clara su postura: "Yo no he venido aquí en misión política, sino hospitalaria. Y como le dije hace años a un hombre del Partido que vino al hogar, igual atendería a Fidel Castro que a Ronald Reagan. Yo no pienso en las ideologías, sino en el ser humano".

Detrás de Cuba aparece Marruecos, con 266 valencianos a las órdenes del régimen de Mohamed VI. Y como prueba de su auge en la escena internacional, la tercera dictadura del mundo con más ciudadanos de la Comunitat es China. En el Imperio del Centro residen actualmente 181 valencianos. Entre ellos figura Antonio Mompó. Nació en Valencia, tiene 30 años y vive en Shangai desde hace seis. Es el manager de Bodegas Domech para toda Asia. Él no tiene dudas de cuál es el mayor inconveniente de vivir bajo el régimen de la hoz y el martillo que dirige Hu Jintao. "La censura por internet es lo más incómodo. Aquí no puedo conectarme ni a facebook, ni a twitter ni a youtube. Y hay algunas páginas que no funcionan bien porque el Gobierno las putea", cuenta.

Sin embargo, Antonio quiere precisar un aspecto. "Que el régimen de aquí sea autoritario lo sufren los nacionales. En cambio, los extranjeros aquí somos unos privilegiados", asegura. Aunque él es consciente que "si hay un problema, el Gobierno no se anda con chiquitadas para lograr el cumplimiento de la ley" y que "sólo hay una fuerza de poder que nadie pone en duda", él se siente seguro en China. "Para que te hagas una idea, me da más miedo un guardia civil que un policía chino, y yo no conozco a ningún extranjero al que le hayan robado en China", concluye Antonio.

En los países más remotos

Cuba, Marruecos y China concentran el 63% de valencianos bajo el yugo de una dictadura. Son los países autoritarios más representados. Pero si se busca aquellos estados con un índice más bajo de garantías democráticas -siempre según el informe de The Economist-, pueden hallarse valencianos en las latitudes más remotas.

Hay uno en el Myanmar que gobierna la junta militar birmana. Otros 38 residen en la Arabia Saudí de los latigazos y las flagelaciones a menores y ancianas. En la Libia del coronel Gadaffi viven cuatro valencianos. Uno está afincado en el Laos del todopoderoso Partido Popular Revolucionario. Un total de 32 valencianos viven en la Siria de Bashar al-Assad y el Partido Baaz al que la Constitución inviste como responsable de dirigir el Gobierno y la sociedad. También hay otros habitantes de la Comunitat Valenciana en Congo, Vietnam, Sudán, Togo, Yemen, Omán, Ruanda, Gabón, Burkina Faso, GuineaÉ Y así, hasta 37 países autoritarios que acogen a los emigrantes valencianos que no disfrutan de la plena libertad.