El fundador de la banda armada Terra Lliure (1978-1995), Carles Sastre, que pasó 11 años en la prisión condenado por tres asesinatos políticos, pronunció ayer una conferencia en la Facultat de Geografia i Història de la Universitat de València entre fuertes medidas de seguridad y un clima menos tenso de lo esperado. Invitado por el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans y con la autorización del decanato de la facultad, Carles Sastre hizo una alocución de baja intensidad política con tres grandes ideas: "el modelo político-institucional salido de la Transición está agotado en Cataluña"; "el independentismo ha salido del armario y se ve más en la calle que nunca"; y la situación geoestratégica actual, "que hace inviable la salida de los tanques a la calle" en caso de proclamarse la independencia, constituye un "contexto favorable" para el proyecto soberanista de Cataluña.

Eso, y no mucho más, fue lo que ocurrió dentro del aula, casi con más periodistas que la treintena de asistentes. Sin embargo, a las puertas del acto, el clima se fue caldeando. Media docena de miembros del Grup d'Acció Valencianista -sin pancartas, ni gritos, ni actitudes violentas- denunciaron que "la Universitat de València nunca había caído más bajo". "¿Qué puede enseñar a los estudiantes de esta casa un ex terrorista inculpado de asesinatos en el pasado?", se preguntó el portavoz del GAV, David Prats. Un puñado de miembros del sindicato Generación Universitaria, encabezados por su presidente José Andrés Hernández, expresó su decepción con el nuevo equipo rectoral que encabeza Esteban Morcillo. "Teníamos la esperanza de que con el nuevo rector se acabarían este tipo de actos vergonzosos, pero no ha sido así", afirmó Hernández.

Unas veinte personas contrarias al acto esperaron a las puertas del aula durante la conferencia. Había tres vigilantes de seguridad del centro y se esperaba bronca. Pero Sastre dejó pasar media hora para salir del aula y, tras bajar por una escalera interior, refugiarse en un despacho usado por el sindicato organizador. Mientras Sastre aguardaba en el Saló de Graus, los estudiantes catalanistas y los conservadores de Generació Universitaria se enzarzaron en una discusión verbal: "Nos querrían ver muertos en las cunetas", dijeron unos. "Vuestros muertos están enterrados, y los nuestros no", replicaron miembros del SEPC.

Adrià Martí, portavoz del sindicato organizador, aclaró que su colectivo "condena todo tipo de violencia". En palabras del propio Sastre, no era un acto político ni apologético, sino un acto "de recuperación de la memoria histórica".