"No existe una situación comparable en la que a un hombre le denieguen la ampliación de compromiso por el hecho de no poder hacer una pruebas físicas a causa de dos abortos y una gestación de alto riesgo". Este es uno de los argumentos que consta en la denuncia presentada por una mujer (G.R.C.) contra el Ministerio de Defensa por expulsarla del ejército al negarle su "ampliación del compromiso", es decir, su plaza en las Fuerzas Armadas como soldado militar de empleo, en Valencia. Y es que superar las Pruebas de Evaluación Física (PAEF) es uno de los tres requisitos indispensables para la renovación del compromiso militar, y la joven no las realizó durante dos años -2007 y 2008- al sufrir "dos abortos con legrado y un embarazo de alto riesgo" que le "impedía la realización de esfuerzos físicos", tal y como acreditó la mujer con sus correspondientes informes médicos.

La Junta de Evaluación Eventual calificó a la mujer como "no idónea" para permanecer en las Fuerzas Armadas por haber "permanecido de baja en diversas ocasiones y por no reunir las condiciones físicas precisas". La denuncia recoge informes posteriores donde se especifica que, entre los dos abortos y el embarazo, la afectada "permaneció tres meses y 22 días de baja, en dos ausencias". "Su calificación global es de 9 y no ha sido calificada negativamente en ninguno de los conceptos de su IPEC", continúa el informe detallado.

Para el abogado valenciano Francisco Hernández, la Administración ha actuado contra G.R.C. de manera "arbitraria" porque "no se justifica de ninguna manera que el motivo de no idoneidad sea una baja por maternidad y que ésta sea la causa por la que no ha pasado las PAEF's. La arbitrariedad arranca de una discriminación directa e indirecta a consecuencia de su derecho a ser madre de la recurrente, sufriendo una discriminación clara y evidente con relación a otras personas de distinto sexo que nunca tendrán bajas médicas ocasionadas por abortos o gestaciones de alto riesgo para el feto".

Madre y mujer trabajadora

Es más, la denuncia plantea que la maternidad "no es una enfermedad", sino actuaciones por las que debe pasar una mujer trabajadora "por el simple hecho de ser mujer, y madre y que, en modo alguno, puede servir de justificación para no ampliar el compromiso a la recurrente pues ello supondría incumplir las más elementales leyes y disposiciones normativas aprobadas para la plena integración de la mujer en las FAS o para la integración de la vida familiar y laboral".

El texto, sin embargo, recalca que, si bien es cierto que la aptitud física faculta a la Administración para denegar si alguien continúa o no en el ejército, se ha de tener en cuenta que "el principio de igualdad de trato entre mujeres y hombres supone la ausencia de toda discriminación por razón de sexo y especialmente, las derivadas de la maternidad" y que G.R.C "cumple todos y cada uno de los requisitos para ampliar su compromiso con las Fuerzas Armadas". La mujer, hoy, es madre.

Tres escritos al Observatorio de la Mujer sin éxito

El abogado Fancisco Hernández puso el caso de esta mujer en conocimiento del Observatorio de la Mujer de las Fuerzas Armadas, tal y como consta en la denuncia, ante el "flagrante atropello que había sufrido" la denunciante ya que evitaban, en principio, tener que acudir ante un juez. Se enviaron tres escritos y el servicio contestó, en las tres ocasiones, "que tomaban nota para ser incluidos en los informes que elaboran". Por ello, en la denuncia presentada en el juzgado contra el Ministerio de Defensa, el abogado valenciano destaca que "se ha creado un Observatorio de la Mujer en el ámbito de las FAS para favorecer su igualdad, cuestión que esta parte ha intentado utilizar con resultados más bien escasos -por calificarlo de alguna manera- pues parece, más bien, un organismo creado de cara a la satisfacción de la opinión pública y a engrosar la estadística autocomplaciente del gobierno de turno". Es más, el letrado insiste en que quede constancia de que "de la inoperancia" de este servicio "puede dar fe mi representada, teniendo que recurrir, finalmente, y como es obvio, a los tribunales de justicia para reclamar lo que en virtud le corresponde como madre trabajadora". m. ros valencia