Los apartamentos para alumnos de la Universitat de València, definitivamente, no se construirán ni en el campus de la ciudad ni en el de Burjassot. Profesores y estudiantes tienen que conformarse con pisos de renta, regulados por la Sociedad Pública de Alquiler.

La ministra de Vivienda, Beatriz Corredor, y el rector de la Universitat de València, Esteban Morcillo, presentaron ayer esta red de alquileres que permite poner en contacto a arrendatarios e inquilinos, con la garantía de pisos de calidad avalados por la sociedad estatal pública que se aprovecha de un servicio que la institución académica ya ofrecía. De momento, son un centenar de apartamentos, algunos nuevos y otros de segunda mano, con precios que oscilan entre los 250 y los 600 euros/mes. Los beneficiarios serán alumnos, profesores y el resto del personal.

La propuesta de construir unos 250 minipisos, fruto de un anterior convenio de 2007 entre la entonces ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, y el ex rector Francisco Tomás no prosperó. Fuentes oficiales de la Universitat aseguraron ayer a Levante-EMV que, como las competencias en vivienda están transferidas, la iniciativa no se podía llevar adelante sin el Consell pero faltó la firma de esta parte al no asistir al acto, por lo que el proyecto no prosperó -lo que en su día no trascendió-. Así, acabó reconvirtiéndose en la residencia Damià Bonet.

Ayer, la ministra destacó que el actual convenio "supone un claro apoyo a los universitarios porque con estas condiciones de alquiler se favorece la movilidad" y el rector Morcillo subrayó que la Universitat es "un polo de atracción de alumnos internacionales, con más de 2.000 Erasmus". Ambos destacaron el momento crucial en el que se produce el acuerdo, ya que en breve se conocerá el resultado del proyecto de campus de excelencia.