­¿Es usted el mejor candidato?

No sé si soy el mejor, pero vengo con ideas nuevas. El reto de la Administración de Justicia son las nuevas tecnologías. Ahorraríamos mucho tiempo y dinero a la ciudadanía. Lo importante es que las suspensiones de juicios no perjudiquen a testigos, peritos, agentes, procuradores y abogados. Con un mensaje de texto o un correo electrónico se evitarían pérdidas de tiempo innecesarias

Para usted, ¿es clave acabar con esa descoordinación?

Es fundamental. Ahora se están potenciado las conformidades. Un cuarenta por ciento de los juicios se cierra con una conformidad. Si se llega dos semanas antes del juicio a la conformidad es absurdo que todo el mundo se desplace al juzgado.

¿Qué es lo primero que quiere cambiar?

Lo primero que voy a hacer es mejorar el funcionamiento del turno de oficio. Que los compañeros que dependen de los ingresos de ese turno no sufran las demoras actuales.

¿Qué solución propone?

Sentarnos a hablar con la Conselleria de Justicia y formalizar convenios realistas. La Administración tiene que pagar a tiempo.

Si ... pero la Generalitat no tiene un euro, el sistema de pagos se está empezando a colapsar y los retrasos van a ir cada día a más. ¿Está preparado para plantarle cara a la conselleria?

Por mis compañeros me voy a dejar la piel. Voy a exigir que se aprueben presupuestos realistas para el turno de oficio.

Un amigo abogado me confesó hace una semana que iba a demandar al concesionario que le vendió el coche porque llevaba un año esperando a que le repararan el parasol del copiloto. ¿Nos dirigimos a un sistema americano en el que se va a demandar por todo?

Lamentablemente la vida se ha judicializado. Hoy en día sólo tenemos que sintonizar un programa del corazón para ver a todos los famosos diciendo que van a llamar a sus abogados. Estamos transmitiendo un mensaje a la sociedad de que todos se arregla en el juzgado. El riesgo es que se colapsen todavía más los juzgados.

Como miembro de la junta actual, ¿en qué cree que ha fallado?

La junta ha trabajado bien, aunque hay que mejorar la rapidez de atención al compañero y al ciudadano. Tenemos comisiones como la de deontología y la de honorarios que tardan cuatro o cinco meses en resolver las reclamaciones. El ciudadano que denuncia a un abogado tiene derecho a una solución rápida. Las dos comisiones tienen que tener más personal par agilizar la respuesta.

¿Usted considera que los abogados son caros?

Esto va en función de la oferta y la demanda. En ocasiones pueden ahorrar mucho dinero. El problema es que los clientes vienen con el cadáver y quieren que lo resucites. Eso es caro.

Muchos ciudadanos tienen la percepción de que los jueces viven en otro mundo.

A veces se pretenden apartar con la excusa de la imparcialidad. Los jueces deben ver los problemas diarios de la gente. En cualquier caso, la nueva generación de jueces y fiscales están más conectados con la realidad.

¿Qué repercusión tiene la crisis en su profesión?

Muchos compañeros jóvenes están dejando la profesión por culpa de la crisis. No pueden soportar los costes. La sociedad ahora no va al juzgado. Nos apena que gente con gran valía se pierda. Hay que ingeniar algo para que estos compañeros continúen.