El oncólogo infantil y el farmacéutico acusados de la muerte por imprudencia de un niño de dos años en 2007, a quien se le suministró una dosis de quimioterapia 10 veces superior a la que le correspondía, reconocieron ayer sus respectivos errores ante la jueza pero alegaron en su defensa que este "desgraciado error humano" podía haber sido detectado por el Hospital La Fe de Valencia. "Si se hubiera preparado la dosis en el pabellón infantil las alarmas hubieran saltado", argumentó José María F. N., al entender que desde que se cambió la preparación de los fármacos de infantil al pabellón central eran frecuentes los errores.

Este argumento fue compartido por el otro acusado, el farmacéutico encargado de validar la prescripción del primero. "La hoja de prescripción no se envía al pabellón central, y cuando se prepara la dosis sólo se tiene delante el nombre del paciente y el historial médico", explicó Juan Antonio C. M. "Reconozco mi error, pero no entiendo porqué no había un programa informático de bloqueo para dosis altas", criticó el facultativo. "Tenemos una presión asistencial muy importante", añadió achacando lo ocurrido a la reducción de personal.

El pequeño Dariel presentaba un tumor de Wilms en el riñón, con metástasis pulmonar, por lo que tuvo que ser sometido a seis sesiones de quimioterapia. Durante la última de ellas, el 4 de septiembre de 2007, se le suministró una dosis de 165 miligramos de doxorrubicina, diez veces superior a la que su cuerpo podía tolerar (16,5). La omisión de una simple coma entre el seis y el cinco sería el detonante de la muerte de este pequeño de dos años, con una posibilidad de supervivencia del 70 por ciento, según la fiscalía.

"En mi hoja había dos informaciones contradictorias", destacó el oncólogo que calculó la dosis. Por un lado reflejaba que según el peso del paciente debía de recibir 33 miligramos por metro cuadrado y sin embargo en el resultado final aparecía 165. "Si esa hoja se hubiera comprobado se habría detectado esta incongruencia", manifestó el acusado.

Por su parte, el farmacéutico alegó que vio el 165, "que estaba subrayado". "No me dí cuenta del otro dato porque no es un parámetro habitual en todas las prescripciones", añadió.

Manipuló la hoja

Respecto a si el oncólogo manipuló con posterioridad la hoja de la prescripción para supuestamente intentar ocultar su grave error, José María F. N. alegó que pensó que se trataba de un error en la transcripción y que luego, por iniciativa propia, reconoció a sus superiores que había puesto una coma.

El fiscal solicita para los dos acusados de homicidio por imprudencia grave un año y medio de prisión, la inhabilitación durante el mismo tiempo de la condena, y una indemnización para la familia de 200.000 euros.

"Era una bolsa inmensa pero el enfermero me dijo que ellos no se equivocan"

Los padres del niño fallecido por exceso de quimioterapia reconocieron durante su declaración en el juicio celebrado ayer en el Juzgado de lo Penal número cuatro de Valencia que ya advirtieron a los médicos que la bolsa que le iban a inyectar era demasiado "grande y rara" para su hijo y les preguntaron si le habían cambiado la dosis. "Era una bolsa inmensa, todas las anteriores que le habían puesto eran pequeñas", gesticuló con sus brazos Mari Cruz, madre de Dariel.

"Le pregunté al enfermero por qué era tan grande y de ese color porque pensé que se habían confundido con la de otro niño, pero me dijo que ellos nunca se equivocaban", recordó la mujer.

Al salir del hospital el niño comenzó a sentirse muy mal y tenía vómitos y fiebre, según explicaron sus padres. "Llamamos al hospital y nos dijeron que le diéramos Coca-cola", apuntó la madre. Como vieron que no mejoraba lo llevaron a Urgencias. "A las 12 dejó de respirar", recordó emocionada Mari Cruz.

La acusación particular solicita tres años de prisión para cada uno de los acusados y el mismo tiempo de inhabilitación. Los padres rechazaron la indemnización de 200.000 euros que le ofrecían las defensas de los acusados a cambio de una reducción de la pena porque según ellos lo único que buscan es justicia, no dinero. "No vamos a aceptar ningún trueque, no puedo venderme, mi hijo no lo haría", aseguró el padre de Dariel.