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Si la crisis ha tenido algo bueno es que ya no se planifica al tuntún. "La crisis ha generado algo positivo: ahora se ve lo que es realmente necesario. No hay dinero para todo y hay que centrar el tiro y ver qué es lo que beneficia a la sociedad", defendió Carlos Fernández Almazán, responsable de Financiación de Infraestructuras (EMEA) del BBVA. Fue este responsable de la entidad financiera quien recordó, durante su intervención en Forinvest, que "en el Reino Unido, la cuna del "Project Finance", decidieron parar hace un año y dedicarse a pensar. Vieron que había proyectos no tan necesarios a corto plazo. Y, si antes tenían 50 proyectos en marcha, ahora son muchos menos, pero hay tan pocos que los bancos están deseosos de entrar en esas operaciones".

Los bancos u otro tipo de nuevos inversores como ha sucedido en la privatización de la línea de alta velocidad submarina que atraviesa el Canal de la Mancha que, finalmente, adquirió un fondo de pensiones canadiense, un nuevo tipo de inversor que supera a los actores habituales hasta ahora (constructoras y bancos), pero que resulta muy exigente. Los contratos de concesiones y colaboración público privada deben "fomentar la credibilidad de las cuentas públicas, introducir más transparencia para atraer a los inversores y ser capaz de captar al inversor internacional en la compra de bonos de la concesión. La financiación bancaria debe dejar de ser monopolista", defendió Fernández Almazán.

Seguramente ahora a nadie se le ocurriría construir las radiales de peaje de Madrid que se han convertido en un auténtico fracaso porque "la demanda de tráfico es un 40-50% menos de lo esperado, las expropiaciones (que asumía la concesionaria) han costado seis o siete veces más de lo previsto y el coste de las autopistas han tenido 400 millones de sobrecoste", admitió Juan José Clavería, director del Fondo de Infraestructuras de Ahorro Corporación y que llegó a ser consejero de la concesionaria de una radial. "Las constructoras han cometido auténticas barbaridades pero siempre pensaban que "Dios proveerá", en este caso la administración, pero todo tiene un limite", advirtió Clavería. La situación es tan complicada que, incluso, "hay administraciones que no pueden ni hacer frente a la demanda de disponibilidad (el canon anual que se paga por mantener la infraestructura en perfecto estado después de construirla). Hay concesiones que no cobran".