Duro, directo y conservador. Fiel a su fama, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, reivindicó ayer en Valencia el "clericalismo" clásico, el propio de los curas de antes, y atacó las "formas alternativas del ministerio sacerdotal" surgidas al abrigo del aperturista Concilio Vaticano II que impulsó Juan XXIII para el aggiornamento (puesta al día) de la Iglesia.

En una conferencia sobre la dirección espiritual pronunciada en la Facultad de Teología, el jefe de los obispos españoles constató la honda "crisis sacerdotal" sufrida especialmente de 1965 a 1985, con la secularización de "decenas de miles" de presbíteros en todo el mundo, y que todavía lastra a la Iglesia. Su receta para combatirla fue tan simple como políticamente incorrecta: para salir adelante, hay que volver atrás y conectar con "la riqueza de la tradición" sacerdotal. Añadió una coda final: hay que desconfiar de la "adaptación del modelo político [democrático] a la Iglesia", del que "se cree que se van a obtener muchos frutos", dijo con escepticismo tras resaltar con poco aprecio el modelo de organización democrática de la Iglesia luterana y calvinista.

Rouco puso distintos ejemplos que han abocado a la crisis sacerdotal. Primero, dijo, "se ha puesto en cuestión el celibato sacerdotal" con "todo tipo de experiencias y formas de vivir el sacerdocio que han minado la estima del celibato entre los sacerdotes y los fieles". Segundo, se han elegido "formas alternativas de vivir el ministerio sacerdotal" condicionadas "por la influencia fortísima del marxismo" en los años sesenta y que llevaron a "conciliar el ministerio sacerdotal con actividades civiles en la administración pública o la empresa privada". Y tercero, se ha caído en el "abandono de los usos y las costumbres de la vida sacerdotal respecto a la vivienda en la parroquia, la indumentaria [clerical por la calle] o el destino del tiempo libre", lamentó el purpurado gallego.

El reelegido presidente de la Conferencia Episcopal Española cargó contra "la hermenéutica de la ruptura en la aplicación del Vaticano II" por parte de algunos sectores católicos. Hasta el punto, denunció, que ha originado "un nuevo cristianismo sin Cristo" y una "secularización del sacerdocio". Resultado: se ha olvidado la "fórmula de vida religiosa" de hace medio siglo: levantarse temprano, meditación en la capilla, misa, oración, visita al Santísimo, rezo del rosario, vísperas, completas, confesión semanal, ejercicios espirituales, retiro mensualÉ. La "crisis de esa fórmula", constató Rouco, requiere de una respuesta.

Confesionarios con "escobas"

En este punto, el príncipe de la Iglesia aprovechó para interpelar al centenar de sacerdotes presentes en la sala e instarles a "renovar" su propia fe y su vida espiritual. ¿Cómo? Dio algunos ejemplos: la "práctica de la confesión frecuente" (cada ocho días, y "no tener abandonado el confesionario" o dejarlo para "guardar escobas"); "recuperar la paternidad propia del sacerdote" para con sus fieles; y "creer en Dios de verdad".

Hasta en boca de Rouco, el discurso sonaba duro. Tanto fue así que, en el debate posterior a la conferencia, un sacerdote le preguntó si la revitalización de ese "clericalismo" no iba a ser contraproducente. Rouco no dudó. Hizo una enérgica defensa del "clericalismo" bien entendido y añadió: "Pensar que no se es eficaz yendo por este camino es equivocarse", como "la historia lo está demostrando", ya que "no se notan más frutos pastorales porque no se cultiva más la dimensión espiritual", aseguró. También recalcó que ha conocido "sacerdotes poco clericales y muy democráticos" que se han creído "instancia suprema de fe".

El arzobispo de Madrid alentó a recuperar la versión clásica del sacerdocio para conseguir el objetivo deseado: "la evangelización o recristianización de Europa", a la que ve "decrépita y avejentada". Desde mitad de los años ochenta, con el Papa Juan Pablo II, "la recuperación del ministerio sacerdotal ha sido muy grande", dijo. También se está mejorando con Benedicto XVI, añadió, pero "hay que insistir en ella", subrayó el cardenal.

Estatua en Valencia para Juan Pablo II

Un grupo de ciudadanos ha constituido un Foro Valenciano Memorial Juan Pablo II con la intención de promover que se erija una estatua en honor del Papa fallecido, con motivo de su inminente beatificación, el 1 de mayo.

La estatua, que se pretende instalar en algún lugar propiedad de la Iglesia en Valencia, se financiaría por medio de una suscripción popular y donativos, aunque no se conoce aún el numero de la cuenta bancaria que harán pública en breve, según indica en su último número la revista del arzobispado "Paraula".

Coincidiendo con el sexto aniversario del fallecimiento del pontífice polaco, el foro ha anunciado una campaña de suscripción popular, para canalizar estos donativos. De momento, y a expensas de decidir el emplazamiento, se ha encargado ya la realización de la figura de la que se ha creado el molde.

Los representantes de este foro destacan la "importancia de la figura de Juan Pablo II" desde la vertiente religiosa y humana, así como su vinculación a Valencia, desde su vista en 1982.