El enfado de los alcaldes del PP en Alicante por la purga de ripollistas en la lista a las Corts podría tener su efecto, incluso, en la campaña electoral autonómica. Están dispuestos a boicotearla y a evitar que Camps, Sonia Castedo o, incluso, otros miembros de la candidatura promovida por el jefe del Consell acudan a sus localidades para protagonizar actos políticos. «No nos aportan nada», apuntaron varios alcaldes y cargos del PP. Francisco Camps, con su imagen cada vez más deteriorada, necesita del empuje de sus alcaldes para apuntalar la aplastante victoria que le conceden las encuestas en los comicios del 22-M. En algunos municipios, de hecho, los sondeos apuntan a una diferencia de diez puntos entre la urna local y la que recogerá las papeletas a las Corts.

La jugada de introducir a Castedo y a otra media docena de candidatos municipales en puestos de probable elección obedece a un intento de Camps de movilizar a su propio electorado a través de sus candidatos municipales.

Entre los afines a Ripoll, sin embargo, no hace ninguna gracia contemplar cómo Camps lo ha excluido de las candidaturas; ver cómo Sonia Castedo ha intentado apartar a Joaquín Ripoll de la lista municipal de Alicante y, por extensión, de la carrera a la Diputación.