Desde hace unos años han adquirido mayor importancia los aspectos sociales en el proceso de enseñanza y de aprendizaje. Alumno y profesor mantienen una relación caracterizada por las habilidades sociales que ambos disponen. Así, el profesor es uno de los principales agentes socializadores del niño y desempeña un papel clave en la adquisición, desarrollo y modificación de las habilidades sociales de sus alumnos.

Hoy en día los docentes ya no sólo deben tener destreza en el manejo de la pizarra. La tendencia actual en la formación de los profesores apunta hacia el uso de programas y métodos basados en la adquisición de estas habilidades sociales al tiempo que se pone énfasis en dotar al futuro maestro de las competencias necesarias para dar respuesta a la sociedad actual.

En este sentido, la directora del Área de Coordinación y Metodología Docente de la Universitat Internacional Valenciana (VIU), Isabel Díaz, explica que los nuevos Grados de Educación -Primaria e Infantil- abogan porque los estudiantes "sepan no sólo qué enseñar sino cómo enseñarlo, teniendo en cuenta la idiosincrasia de los alumnos a los que ellos enseñarán en el futuro y el contexto social en el que estamos inmersos".

Los nuevos planes de estudio contemplan el desarrollo de las habilidades sociales pero también dotan de herramientas a los docentes sobre la resolución de conflictos en el aula, "sin dejar fuera aspectos tan importantes como el fomento del inglés y la formación en destrezas pedagógicas necesarias para el uso de las nuevas tecnologías", detalla Díaz. Es decir, formación desde una perspectiva integradora y que permita abordar los retos que tienen los futuros profesores en las aulas del siglo XXI.

Pero uno de los conceptos más reiterados por los expertos al hablar de la nueva formación del profesorado es la empatía y la inteligencia emocional. Ambas están orientadas a mejorar la relación entre el alumno y el profesor. Como apunta la profesora "para que un alumno aprenda no es suficiente con que un profesor posea los conocimientos necesarios, ni si quiera que sepa comunicarlos. Es necesario que sea capaz de llegar al alumno a nivel emocional. Es importante que el profesor sea capaz de conocer el estado emocional del alumno, ya que este influye directamente en el que el alumno esté más o menos abierto al aprendizaje".

El profesor como modelo

Por ello, es necesario dotar a los profesores de las herramientas y estrategias necesarias que favorezcan una comunicación eficaz y emocionalmente eficiente. Y eso pasa necesariamente por trabajar la competencia social de la inteligencia emocional. En esto incide también la profesora del Máster en Prevención e intervención psicológica de problemas de conducta en la escuela de la VIU, Carmen Martorell, experta en técnicas de entrevista e inteligencia emocional: "El profesor sirve de modelo a los alumnos, estos aprenden de él su modo de actuar, su lenguaje, etc." Así, es el profesor el que deber introducir y favorecer a los alumnos en las habilidades de la convivencia.

No hay que olvidar que la inteligencia emocional (la que nos permite expresar nuestros estados de ánimo y preferencias, tomar decisiones o controlar las emociones de forma adecuada) y la empatía (saber ponerse en el lugar del otro sin que ello suponga en ningún momento "identificación con el otro") son capacidades que deben desarrollarse desde pequeños, por lo que tanto la familia como los docentes deben poner interés en el fomento de ambas. De nuevo es fundamental la comunicación eficaz entre alumno-profesor, que el alumno perciba "que el profesor está ahí cuando él lo necesita", puntualiza Isabel Díaz.

Martorell resalta el papel que juegan estas habilidades sociales en los profesores, pues son una característica de conducta: "Así como se enseña al niño, en función de la edad, una serie de habilidades relacionadas con el juego y el conocimiento como algo normal, con las habilidades sociales se debería hacer lo mismo. Al estar relacionadas con aspectos de convivencia, los beneficios que aportan son muy importantes".

Esto último, la convivencia en el ámbito escolar, es otro de los aspectos en los que el profesor debe saber manejarse. Según Martorell, "el docente es el 'medidor', lo que significa que debe conducir a los alumnos ante cualquier situación para que el estudiante perciba que es él y no el profesor el que encuentra la respuesta o la alternativa adecuada ante una situación".

Atajar las conductas violentas

Son nuevas maneras de afrontar los problemas escolares, alejando aquel temor de los docentes a parecer autoritarios. "Se ha llegado a confundir la autoridad del docente con el autoritarismo, hecho que ha generado grandes problemas en el aula que han afectado a toda la comunidad escolar", añade la experta de la VIU Isabel Díaz.

Por ello es necesario preparar a los profesores en resolución de conflictos, en saber detectar las conductas violentas en la escuela, tanto la violencia psicológica o emocional (que representa un 27,3% de la violencia generada en la escuela) como la violencia física (7,85) o el vandalismo (7,5%).

Carmen Martorell explica que las estrategias se han replanteado y abordan desde lo que el profesor debería hacer en el momento (a corto plazo) y lo que debería hacer posteriormente para cambiar la conducta problemática (a largo plazo). Mientras que en el corto plazo el profesor intentará averiguar qué ha sucedido y buscará cambios en el aula (alejar a dos alumnos que se pegan, por ejemplo), en el largo plazo el profesor tratará de desarrollar el autocontrol y la empatía en el alumno que ejerce la violencia.

Mano a mano con

las redes sociales

En las aulas del siglo XXI cobran protagonismo las nuevas tecnologías como herramienta para multiplicar y potenciar las posibilidades de interacción y comunicación con los estudiantes. Si bien es cierto que a los alumnos actuales se les podría etiquetar como "aprendices digitales" pues viven rodeados de nuevas tecnologías desde sus primeros pasos, los profesores han tenido que adaptarse al nuevo campo de las TIC, cambiando incluso sus métodos de enseñanza. No es exagerado apuntar que existe una brecha digital entre alumno y profesor, en cuanto a que los alumnos siguen usando las tecnologías también en sus momentos de ocio. Los expertos coinciden en que es el docente quien debe dar el salto e integrar esas tecnologías a un uso adecuado en el ámbito educativo.

La directora del Área de Coordinación y Metodología Docente de la Universitat Internacional Valenciana, Isabel Díaz, cita un ejemplo: las redes sociales. "Los niños usan las redes sociales pero ¿sabrían trasladar ese conocimiento para darle un uso educativo? Parece ser que noÉ Ahí es donde el docente puede guiar al alumno. Los profesores deben dotar a los estudiantes de las estrategias necesarias para poder discernir entre lo que es una información fiable de la que no lo es".

Es decir, "podemos acceder a una gran cantidad de información a través de Internet en muy pocos segundos pero asumimos el riesgo de la 'pseudoinformación', ya que hoy día cualquiera puede colgar información en Internet y, en la mayor parte de los casos, puede no ser fiable", comenta. "Además el docente debe asegurarse que el alumno asimila la información ya que el mero hecho de acceder a la misma no significa que se produzca conocimiento", concluye.