La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, confirmó ayer lo que ya avanzó este diario y aseguró que valora ser candidata al Congreso de los Diputados por la Comunitat Valenciana en las elecciones del próximo 20 de noviembre. "Ni lo confirmo ni lo desmiento porque no hay nada decidido, ya que la decisión tiene que venir directamente ligada a que no haya afección de dedicación a la ciudad porque es mi prioridad y no se puede ir a medias", dijo la alcaldesa. Barberá se mostró mucho más beligerante de lo que es usual en ella y aseguró tajantemente que ha echado de menos "el cariño" del presidente del PP, Mariano Rajoy: "He echado de menos el cariño y el apoyo de Génova al PPCV, eché de menos a Rajoy en el discurso de investidura del president porque somos la fuerza más importante del PP". Barberá también señaló que el hecho de que el partido se planteara celebrar el congreso nacional durante el nueve de octubre, día de la Comunitat Valenciana, fue "la gotita que colmó el vaso" y que le llevó a plantearse la posibilidad de ir a Madrid.

Pese a dejarlo todo en el aire al iniciar su comparecencia ante los medios de comunicación ayer en el Ayuntamiento, la alcaldesa del Cap i Casal se lanzó inmediatamente después a lo que ella llamó "una reflexión" sobre si debía o no ir en las listas del partido que acabó convirtiéndose en toda una declaración de intenciones con claros fines electoralistas. "Vivimos el momento más difícil desde la transición y requiere de nosotros la mayor entrega", comenzó Barberá, que señaló que hay "que recomponer España y esta democracia". En este sentido, la alcaldesa de Valencia reivindicó "la fortaleza del PPCV, que tiene la mejor militancia que yo nunca haya visto". "Por eso -continuó- quiero enarbolar esta bandera en nombre de la militancia de nuestro partido, que es un valor que hay que poner al lado de Mariano". Barberá explicó que la valenciana es la única comunidad "de más de una provincia en la que todas las instituciones están gobernadas por el PP, y ocho de cada diez valencianos pueden decir que su ayuntamiento está gobernado por alguien del PP". La edil ya tiene claro incluso lo que quiere hacer en el Congreso de los Diputados. "Alberto Ruiz Gallardón dijo hace poco que los alcaldes deben ir en las listas, y quiero aportar la sensibilidad municipalista a las decisiones de la Cámara para evitar que se legisle con ese no aprecio al mundo local", indicó.

Así, Barberá se apoyó en los resultados electorales del pasado mayo para criticar de nuevo a la oposición y, en particular, la decisión del PSOE de que el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, vaya en las listas socialistas por Valencia. Aunque distanció la reflexión de la "desbandada" que, en su opinión, vive el PSOE, sí señaló que los responsables "del caos quieren irse, y los que se quieren mantener van de paracaidistas", como Gabilondo, de quien dijo que ni siquiera era "cunero", es decir, criado en la Comunitat Valenciana. "Es un paraca", dijo.

Valencia, su prioridad

Sin embargo, antes de irse a Madrid, Barberá está valorando "todas las posibilidades", como explicó, y comentó que ya sabe que estar en el Congreso quiere decir estar en Madrid de martes a jueves. "Si es así, pues...", dijo, dejándolo de nuevo todo en el aire. La alcaldesa de Valencia desde hace veinte años tiene muy claro que su prioridad "ha sido, es y será la ciudad". Por tanto, la primera edil del consistorio valenciano insistió en que no le busquen sustituto porque no tiene pensado abanadonar la vara de mando. "Que nadie quiera amortizarme antes de hora", zanjó la alcaldesa.

Pero en esta reflexión que hizo ayer Rita Barberá falta un actor: Esteban González Pons, número uno en la lista del PPCV por Valencia y vicesecretario de Comunicación del partido a nivel nacional. Sobre González Pons, la alcadesa dijo que ya ha hablado con él y el diputado le ha transmitido su apoyo: "Me ha dicho que va conmigo donde quiera... aunque sea por antigüedad. Es un caballero galante". La alcaldesa de Valencia insistió, sin embargo, en que busca que la Comunitat Valenciana tenga con Génova "la normalidad de relación que tienen otras comunidades", sobre todo en un momento como este, "de inflexión" entre dos presidentes autonómicos.