«Por qué si nosotros [los ciudadanos] siempre hemos cumplido ahora nos dicen que lo hemos hecho mal. Siempre hemos hecho nuestros deberes así que los sacrificios que los sufran los verdaderos responsables». Así resumió ayer uno de las decenas de miles de indignados que tomaron las calles de Valencia la frustración que sufren millones de familias de España ante la complicada situación económica que está castigando a todo el mundo. Y es que el acto reivindicativo de ayer no fue uno más, todo lo contrario, fue «la primera manifestación global de la historia de la humanidad», según la calificaron los mismos indignados.

Más de 20.000 personas se concentraron en la plaza de San Agustín bajo una convocatoria mundial por «un cambio global» de un «sistema que no cumple con la sociedad ya que no satisface sus necesidades y derechos». Pero no fue la única ciudad valenciana donde los indignados tomaron las calles: Gandia, Dénia, Alicante, Villena, Elda, Elx, Sant Vicent del Raspeig, Alcoi, Benidorm, Sagunt y Castelló montaron actos para los que no pudieron desplazarse a la capital del Túria.

La asistencia fue tan masiva que, tras recorrer las calles San Vicente y las Barcas, el parque del Parterre y la calle Colón hasta llegar a la estación del Norte, la cabeza de la manifestación se encontró con su propio final abandonando el punto de salida, la plaza de San Agustín. Los asistentes se concentraron en la plaza del Ayuntamiento donde se leyeron los manifiestos.

«Hemos venido porque estamos hartos de esta situación, por solidarizarnos con los que lo están pasando peor y, sobre todo, por luchar por el futuro de nuestros hijos, que lo tienen muy negro si continúan los recortes en sanidad y educación que ya han empezado», relataba Dolores, profesora de secundaria, mientras observaba el gentío bajar por la calle San Vicente. Y es que los temores a que, tras las elecciones generales del próximo 20 de noviembre, los gobiernos apliquen fuertes recortes en materia de sanidad y educación han provocado que valencianos de todas las edades e ideologías salieran ayer a tomar las calles sin banderas ni prejuicios, con el mismo espíritu que propició las primeras noches en vela en la plaza del Ayuntamiento, bautizada como «plaça del 15 Maig».

«Ahora toca pasar a la acción»

Algo más ha cambiado en estos últimos meses desde aquel 15 de mayo: «Ahora toca pasar de la indignación a la acción. Hemos elaborado unas propuestas que han sido totalmente ignoradas. Es más, las cosas han ido a peor y ya estamos hartos de que nos digan mentiras y que nos prometan que la solución está cerca. Esto no es una crisis; es un error del sistema», rezaba el manifiesto leído en la plaza y era, en realidad, el sentir general. «Esperamos que hoy sea un punto de inflexión y que cambien las cosas porque lo necesitamos», explicaba María, una indignada.

Los próximos meses serán de mucha intensidad con las elecciones a la vuelta de la esquina y con una crisis mundial que no da tregua. Las recetas económicas clásicas y no tan clásicas están dando poco resultado y cada día el drama humano que deja tras de sí el torbellino de la crisis es mayor. Por el momento, el pacifismo del movimiento 15-M ha sido envidiable, pero una gran parte de la sociedad se está cansando de esperar: «Se va acabar la paz social», cantaban los más jovenes. Todo el mundo espera que no sea así y que los gobernantes tomen las decisiones correctas teniendo en cuenta a los suyos, es decir, a sus ciudadanos, para salir de una vez por todas de esta eterna depresión.