La Conselleria de Turismo, Cultura y Deporte ha iniciado la tramitación como Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial de las Fallas de Valencia con lo que pretende "dar respuesta a una larga reivindicación de la sociedad valenciana, que siente esta fiesta como un bien común".

"La fiesta con mayúsculas de la capital se ve así reconocida como elemento patrimonial merecedor de la máxima figura de protección que tiene la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano", señalaron fuentes del Consell. Esta acción protectora se enmarca en la línea de trabajo que está llevando a cabo la Dirección General de Patrimonio Cultural, a través de la cual se están protegiendo, de forma prioritaria, los bienes inmateriales del patrimonio valenciano.

La Dirección General de Patrimonio Cultural no sólo quiere proteger las Fallas como monumentos artísticos efímeros, sino que la incoación comprende todo el ámbito festivo y cultural que rodea a estas fiestas, y que en muchos casos es un producto directo de ellas: la literatura en los llibrets y la explicació de la Falla, los oficios específicos como el de artista fallero o pirotécnico y muchos otros aspectos relacionados con la indumentaria o la gastronomía, enumeraron.

El decreto de incoación, aclaran, "no viene a cambiar ni encorsetar la celebración de las Fallas, pues la gestión de la fiesta seguirá corriendo a cargo de la Junta Central Fallera, tal y como ocurre actualmente, y será ésta en conjunción con las comisiones, quienes decidan sobre aspectos materiales e inmateriales, así como el desarrollo de los actos de la festividad anual".

Desde el siglo XVIII

Las primeras referencias de las que se dispone para conocer las características de la celebración de las Fallas son de mediados del siglo XVIII. Son escasas, pero suficientes para saber que ya en estas fechas la práctica ritual de plantar fallas y quemarlas la víspera de San José estaba plenamente establecida, y que se trataba de una fiesta de barrio, de tipo vecinal.

Desde el último tercio del siglo XIX, cuando las fallas aún eran un festejo más, incluido en las fiestas en honor a San José, la fiesta ha ido evolucionando en todos sus aspectos, desde el artístico de los monumentos hasta su temática, pasando por la propia organización de la fiesta y los falleros, o la incorporación de nuevos actos como la Ofrenda, que no se suma a las celebraciones hasta 1945.