­La inversión del Estado en la Comunitat Valenciana en la última década siempre ha sido inferior a la media estatal. Una frase que el Consell ha convertido en un mantra, aunque con el retrovisor dirigido sólo hacia los gobiernos socialistas, pero que en realidad ha sido la tónica de cualquier ejecutivo central sea del color que sea.

El total del déficit de inversión del Estado Central en la Comunitat Valenciana en la última década asciende a 9.453 millones de euros, según refleja el análisis realizado por la Cámara de Contratistas sobre la evolución de las inversiones productivas de la administración central en la Comunitat Valenciana. La brecha más acusada de la inversión por valenciano respecto a la media estatal se produjo en 2002, cuando el Gobierno (entonces también del PP) invirtió en la Comunitat Valenciana 162 euros por habitante frente a los 321 euros de media española, según los datos oficiales de todas las administraciones elaborados por la Cámara de Contratistas. (Ver las gráficas que acompañan esta información). Esa brecha significa que en 2002 la Comunitat Valenciana dejó de recibir del Estado 688 millones de euros menos en función de la población o de la inversión media del Gobierno en España.

Sólo en una ocasión, en 2003 y también durante un gobierno del Partido Popular la inversión por valenciano del Estado (300 euros por habitante) casi se igualó a la media de inversión por español (305 euros por habitante). Sólo esta pequeña diferencia ya escatimó 22,3 millones de euros a las arcas autonómicas (resultado de multiplicar los 4,4 millones de valencianos por los 5 euros que se dejó de invertir en cada uno de ellos), siempre según los cálculos de los contratistas.

El techo de inversión se alcanzó en 2004 (los primeros presupuestos de José Luis Rodríguez Zapatero) cuando la administración central destinó 2.352 millones de euros (481 euros por valenciano), aunque 102 euros por debajo de la media nacional (lo que significa que el Estado debería haber invertido 463 millones más en la Comunitat Valenciana). El año 2000 fue el más nefasto en los Presupuestos Generales del Estado ya que sólo se destinaron a la Comunitat Valenciana 478 millones de euros, es decir 132 euros menos por habitante, por lo que el Gobierno central dirigido entonces por José Maria Aznar debería haber destinado a la Comunitat Valenciana 544 millones de euros más. Ante estas cifras, la Cámara de Contratistas exige a los diputados nacionales, de cualquier color político, que «ejerzan su valencianía sin complejos y reivindiquen las inversiones públicas y la financiación que nos merecemos los valencianos, que siempre nos han escatimado y no hemos tenido suficiente arrojo en exigir».

La llegada del Partido Popular al Gobierno central iba a marcar el principio del fin de la «discriminación que sufre la Comunitat Valenciana», aseguraron los populares tras la victoria de Mariano Rajoy el pasado 22 de noviembre. Una afirmación que deberá pasar mañana la prueba del algodón, cuando el Gobierno de Rajoy presente sus primeros presupuestos . Y ahí quedará congelado, negro sobre blanco, el compromiso del ejecutivo con una Comunitat Valenciana a la que no ha mimado excesivamente en los primeros meses de su mandato. Al desaire de Rajoy a las Fallas, cita a la que nunca falló mientras fue jefe de la oposición, se unen la política ferroviaria de Fomento, jalonada de evidentes desdenes al corredor mediterráneo, en aras de no desmerecer el eje central. Hasta el sacrosanto trasvase del Ebro se aleja en el horizonte, por obra y arte del pacto PP-CiU y la rotunda oposición del PP aragonés, con su presidenta, Luisa Fernando Rudi, a la cabeza. Curiosamente la misma lideresa a la que beneficia la travesía central pirenaica (TCP), que la ministra Ana Pastor ha defendido con tanto ímpetu ante el Consejo de Ministros europeo (hasta el punto de quedarse sola al votar en contra de la financiación de las redes transeuropeas de transportes, donde se ha incluido por primera vez el eje mediterráneo).

A la vista de estos antecedentes, la expectación es máxima ante los primeros Presupuestos Generales del Estado elaborados por el ejecutivo popular. El listón está muy alto. Desde la Comunitat Valenciana se espera un incremento de la financiación y unas inversiones ajustadas a las necesidades de crecimiento. En materia de infraestructuras, el corredor mediterráneo, el AVE a Alicante y a Castelló y Tarragona, la finalización de las obras en la A-3, la V-21 o el inicio de la ampliación de la segunda circunvalación o de la V-30, son de las actuaciones más esperadas. La lista es larga pero la obligación de bajar el déficit del 8,5 % de 2011 (frente al 6% previsto) al 5,8 % va a implicar un recorte del 2,7%, es decir, de un total de 27.000 millones. En diciembre ya se previeron 15.000 millones, a los que habrá de sumar otros 12.000 millones adicionales. La incógnita es ver cómo afectarán estas previsiones a las cuentas públicas y a las inversiones en la Comunitat Valenciana. Algún ministro ya ha adelantado que el recorte del gasto «va a ser espectacular, intenso y duro». Mañana se verá.