Tras la desfeta electoral de hace un año, del otrora pujante y robusto blaverismo sólo queda un tenue y desleído cerco azul. La sensibilidad política que en las autonómicas de 1991 alcanzó los 208.000 votos y que llegó a tener diputados en Madrid, en Bruselas y hasta una consellera y un presidente de las Corts, ahora se halla en pleno letargo con sus exiguos 12.963 votos y 14 ediles. La incombustible Coalició Valenciana de Juan García Sentandreu, desactivada políticamente tras los comicios, está literalmente muerta y sin ganas de resucitar. La histórica Unió Valenciana se encuentra inmersa en una guerra de guerrillas con aroma a sainete. Units x València, la marca de Carles Choví, sigue con el débil latido que le permiten sus 3.600 votos. El hijo de González Lizondo, que llegó a anunciar un paso al frente en la formación de un nuevo partido regionalista, no acaba de formalizar su propuesta. Ese letargo colectivo ha sido alterado con el nacimiento de la enésima mutación del valencianismo de raíz blavera bajo el nombre Valencianisme 2012.

Pero cada rama de este árbol tiene su particular travesía en el desierto y merece ser contada. Como la de Juan García Sentandreu. Tras perder casi la mitad de su voto en las últimas elecciones (de 17.331 a 9.334 papeletas) bajaron la persiana. Desde entonces, confirma Sentandreu, «Coalició Valenciana no tiene la más mínima actividad como organización. Para que cualquiera se haga una idea, ni nos hemos vuelto a ver ni a reunir desde que suspendimos la actividad política del partido. Y no tenemos ninguna intención de volver a presentarnos a unas elecciones. El pueblo valenciano tiene lo que quiere. Ha tenido la oportunidad de elegirnos y no lo ha hecho», explica.

¿Echa de menos la política? "Ni lo más mínimo", responde Sentandreu. Enfrascado en la escritura de dos libros sobre la Historia de Valencia y el derecho a la discapacidad, y trabajando en publicaciones para la Coordinadora d´Entitats Culturals del Regne de Valéncia, Sentandreu recalca que no tiene "ninguna intención" de regresar. "Ya he escrito mi página política €explica€: intenté reanimar al muerto, pero las maniobras de reanimación fracasaron y no pudimos hacer otra cosa que darle sepultura".

UV: un drama en tres actos

En Unió Valenciana, el drama ha sido en tres actos. El primero empezó cuando el actual presidente del partido decidió que UV no se presentaba a las elecciones autonómicas del año pasado y, en plena campaña electoral, pidió el voto para el PP en un solemne acto en el monasterio del Puig. Ese compromiso público se tradujo, apenas un mes después, en el nombramiento de Miralles como director general de Desarrollo Estatutario y Promoción del Autogobierno en el Consell del PP.

El segundo acto de la tragedia se vistió de guerra interna: una parte de la ejecutiva se revolvió contra Miralles por lo que consideraron una 'traición' y le dio dos opciones: o dimitía o rompían el pacto que componía históricamente la coalición. La respuesta de Miralles, según revela el entonces presidente de las juventudes de Unió Valenciana, Raül Cerdá, adquirió tintes teatrales: "Miralles cambió la cerradura de la sede y modificó las claves de la página web y del correo electrónico del partido, y nos dijo que no quería saber nada de nosotros".

El tercer acto convulsionó la historia. La inmensa mayoría de miembros rescataron de la coalición la marca registrada como 'Unió Comunitat Valenciana-Unió Valenciana' y, bajo el nombre comercial de 'Unió', han impulsado este nuevo partido. Como presidente ha sido elegido Raül Cerdá y ya lo integran unas 150 personas, la mayoría jóvenes. El 26 de mayo presentarán la ponencia política para el congreso de octubre.

El partido, que piensa concurrir a las próximas elecciones, dará un giro político que adelanta su nuevo presidente: "No hay futuro si el valencianismo tricolor sigue preocupado por las señas de identidad, la lengua y la dimensión cultural. Eso ya está superado. Lo que vamos a aportar son propuestas económicas y sociales, que es lo que preocupa a la gente", añade Raül Cerdá.

Al frente de la residual Unió Valenciana ha quedado Miralles, flanqueado por Valerio Eustaquio, Julio Chanzá, Xavi Carbonell y "una veintena de personas más", según asegura el mismo presidente. "Estamos en un proceso de reestructuración interna y vamos a dejar clara nuestra posición respecto a temas como la lengua y las asociaciones culturales valencianistas a las que respaldamos", anuncia Miralles. Su intención es "llegar a las elecciones de 2015 con una estructura consolidada" y representar «la única opción valencianista con trayectoria política y experiencia de gobierno». En este sentido, destaca que "Unió Valenciana ahora es respetada dentro del Gobierno valenciano".

"Bienaventurado quien toca fondo"

Quien más regularidad ha demostrado es el partido Units x Valéncia, presidido por el empresario Carles Choví. Tras la 'decepción' de las autonómicas (buscaban 15.000 votos y sólo encontraron en las urnas 3.629 sufragios), Units x Valéncia no se desanimó e incluso fue capaz de reunir los avales para presentarse a las elecciones generales y obtener 2.447 votos (el 0,17%). "La ejecutiva del partido sigue reuniéndose y continuamos trabajando por aumentar nuestra implantación territorial. Porque los únicos representantes del valencianismo tricolor que quedamos somos nosotros", subraya Choví.

El dirigente regionalista no esquiva que la situación es extremadamente delicada y hace una reflexión: "Es más fácil ser siempre pobre que pasar de rico a pobre, como nos ha sucedido al valencianismo tricolor. Llegamos a tener diputados en la diputación, en las Corts, en el Congreso de los Diputados y en el Parlamento Europeo, mientras que ahora no tenemos nada. ¡Bienaventurados los que han tocado fondo, porque sólo les queda que subir!", ironiza Choví, quien a continuación añade: "Aunque nuestro espectro ideológico ha sido fagocitado por el PP, llegará el momento €confía el empresario€ en que la gente se desengañará de ese bluf y aumentará nuestro apoyo". De momento, es sólo un deseo.