La crónica negra de los montes españoles tiene en estos días de junio y julio de 2012 un nuevo episodio. Tal vez el más grave. El fuego propagado desde Cortes de Pallás y Antilla, que ya ha devorado aproximadamente unas 50.000 hectáreas del interior de Valencia (cálculos no oficiales), es el mayor que ha vivido el país en los últimos años. Sólo la superficie devastada en apenas tres días a partir del foco de Cortes (unas 30.000 hectáreas) supera al incendio forestal más grave ocurrido en España en los últimos años, el de las Minas de Riotinto (Huelva) en 2004, que acabó con 29.000 hectáreas —y la vida de dos personas— en nueve días.

Resulta complicado comprender el alcance del daño causado por la virulencia y velocidad con que, por culpa del viento y el calor, el fuego avanza sin control. Para hacerse una idea, sólo en 72 horas se habría quemado casi el doble de masa forestal que ha ardido en la última década en los montes de la Comunitat Valenciana. Y es que el agregado del área deforestada entre 2003 y 2011 es de unas 32.000 hectáreas.

Para encontrar algo igual, hay que remontarse al dramático verano de 1994, con 138.500 hectáreas perdidas. En pocas semanas desapareció el 15 % de la superficie forestal. Millares, la Sierra Mariola, Requena, la Vallesa y la Calderona se vieron afectadas. Murieron varias personas.