El enfoque en la lucha contra los incendios forestales "está completamente equivocado", según expertos consultados por EFEverde que señalan las medidas de prevención como la mejor forma de apagar el fuego, en vez de volcarse en grandes inversiones en extinción.

El presidente de la Asociación de Profesionales Forestales de España (Profor), Elías Bayarri, señala que el abandono rural y la pérdida del aprovechamiento económico de los bosques han creado "superficies extensísimas de combustible forestal", y cuando esos bosques arden "por muchos medios que se pongan, el fuego es imposible de apagar", como ha pasado en Valencia.

Según datos de la organización WWF, tan sólo el 2 % de las masas forestales de la Comunitat Valenciana cuentan con un instrumento de gestión, valor que sube al 13 % en toda España.

Por ello, Bayarri considera que el enfoque en la lucha contra el fuego "está completamente equivocado", pues mientras "nos estamos volcando en la extinción" y los medios para ello "son espectaculares", la prevención de los incendios "es nuestra gran asignatura pendiente".

"Cuando hay un incendio ya no hay nada que hacer, lo importante es reflexionar sobre lo que no hemos hecho para conseguir que ese incendio se produzca", concluye Bayarri.

Por su parte, Luis Gil, Ingeniero de Montes y miembro de la Real Academia de Ingeniería, defiende una gestión del territorio que incremente las infraestructuras de lucha contra el fuego en los momentos de condiciones más desfavorables.

Además, sobre la dificultad para controlar los incendios de Valencia, Gil insta a incrementar las medidas para detectar con mayor rapidez el fuego, porque "es clave controlarlos desde el principio". "Son fáciles de apagar conforme se detectan con rapidez, pero una vez que toman cierta superficie e intensidad, sumado al viento y próximo a que se haga de noche, las condiciones se hacen difíciles", explica.

En zonas forestales muy abruptas, con una gran continuidad de masa forestal, la extinción de incendios es muy difícil y se complica cuando ese territorio tiene en su interior infraestructuras humanas como pueblos o carreteras, con los consecuentes daños materiales y humanos.

Gil defiende que la mejor medida es una gestión del territorio forestal para conocer con precisión cuáles son las condiciones de cada zona

Según el académico, hay una gran continuidad de biomasa forestal que se debe interrumpir en determinadas zonas con líneas de cortafuegos que reduzcan esa carga, siempre sobre la base de un profundo conocimiento de cada terreno.

Gil destaca que esta gestión del territorio no tiene rendimiento económico a corto plazo, y que con la notable reducción de la actividad agraria un porcentaje forestal considerable "es pasto de las llamas".

Un problema estructural

El problema de los incendios forestales es "estructural, no puntual" y la situación de "abandono" en la que se encuentra el monte de la Comunitat Valenciana, donde ya no hay cultivos ni ganadería por la falta de rentabilidad, los convierte "en una bomba de relojería", según ha asegurado el profesor José Andrés Torrent, miembro del Grupo de Investigación en Ciencia y Tecnología Forestal de Escuela Politécnica Superior de Gandia de la Universidad Politècnica de València (UPV).

"En estos incendios -los de Cortes y Andilla-es como si hubiera caído una chispa en un polvorín", resumió el experto.