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Selena Giménez-Ibáñez

"Me había planteado dejar la ciencia si no lograba esta beca"

Logra una de las 15 becas mundiales Unesco-L'Oréal que le permitirá seguir su estudio de los mecanismos de defensa de las plantas en un grupo líder del Reino Unido

Selena observa un cultivo de una variedad resistente de patata en el laboratorio del CNB. julio hernández

La joven científica valenciana Selena Giménez-Ibáñez, de 34 años, acaba de lograr una de las 15 becas mundiales Unesco-L'Oréal tres por continente cuyo fin es apoyar el avance de las mujeres investigadoras.

Se convierte así en la tercera científica española becada por este programa internacional en sus 16 años de historia. El 19 de marzo recogerá en París esta beca de 20.000 dólares (14.420 euros), prorrogables a un segundo año, que le permitirá ampliar su investigación de los mecanismos de defensa de las plantas en un grupo líder de la universidad británica de Warwick y volver de nuevo a España.

Tras estudiar Ingeniería Agrónoma en la Universitat Politécnica de València, realizó su proyecto de final de carrera sobre la relación de simbiosis entre plantas y bacterias fijadoras de nitrógeno en la Universidad de Wageningen (Holanda) y obtuvo su doctorado en The Sainsbury Laboratory (Norwich, Reino Unido), uno de los principales centros europeos en investigación de enfermedades en plantas, donde se especializó en fitopatología vegetal y mecanismos de resistencia de plantas a enfermedades.

Hace tres regresó España con un contrato Juan de la Cierva para jóvenes recién doctorados, que le ha permitido trabajar en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CISC) tiene en Madrid. Allí, hasta que su contrato concluyó este febrero, ha trabajado con el profesor Roberto Solano en el hallazgo de nuevos componentes de defensa en las plantas y cómo transferirlos a especies agronómicas de interés económico.

¿Qué le supone esta beca?

Es una oportunidad para continuar con mi carrera científica, yéndome a un laboratorio en el extranjero que es puntero en nuevos temas. Me abre vías hacia nuevas lineas de investigación que en estos momentos están haciendo muy pocos laboratorios, que depende de cómo funcionen podrían abrir unos caminos muy interesantes en el futuro. Hay problemas muy importantes en este campo, pues la FAO estima que el 10 % de la producción agrícola mundial se pierde por enfermedades de las plantas. Por tanto el coste económico y social de estas pérdidas es muy importante, sobre todo cuando afectan al Tercer Mundo.

¿Cuáles son las líneas estratégicas de su trabajo en el CNB?

Nuestra investigación del sistema inmune basal de las plantas trata de identificar nuevos componentes que jueguen un papel en la defensa contra patógenos. A día de hoy sabemos que las plantas tienen más de 600 receptores, que son como los «ojos» de las células y se encargan de ver lo que está pasando fuera. Sólo se sabe lo que hacen en torno a unos 10 receptores, o sea que queda bastante por hacer y habrá muchísimos medios que estén envueltos en la defensa de las plantas. Así, entre otras cosas, estamos intentando ver qué hace cada receptor, para luego poder utilizarlos en el desarrollo de líneas de plantas resistentes al patógeno.

Este reconocimiento mundial le llega en el momento justo, pues acaba de concluir su contrato Juan de la Cierva ¿Qué futuro le esperaba si no hubiera conseguido la beca Unesco-L'Oréal?

La verdad es que me había planteado hasta dejar la ciencia, pero me gusta demasiado. Las opciones que me quedaban eran buscar otro tipo de beca en el extranjero pero ya sin ningún tipo de vinculación con España que me permitiera regresar a mi país.

Ser joven investigador en España parece ahora una odisea.

Sí, es muy, muy complicado. De hecho, la mitad de mis amigos que se dedican a la investigación en Valencia ya se han ido al extranjero. Hay muy poquita financiación y la gente se ve obligada a irse si quiere trabajar en ciencia. Las opciones no son para nada positivas a medio plazo. El segundo problema es que cuando te vas fuera, las posibilidades de desarrollo son mucho mejores no sólo a nivel económico sino también de reconocimiento social. Entonces, una vez que te vas extranjero regresar a España resulta difícil por la falta de oportunidades y porque además las condiciones económicas de vuelta son bastante más bajas. Estamos en un momento en el que tristemente el que se va no sé si va a poder volver.

¿Un incierto retorno que como joven científica valenciana supongo que le preocupa?

Me da muchísima pena, muchísima pena, porque además tanto en Valencia como en España se hace muy buena Ciencia y nos va a costar volver a los niveles de excelencia que teníamos.

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