Las masas nubosas que casi ahogan Galicia en los últimos meses se desplazan por la península y van perdiendo su humedad por precipitación, un fenómeno que lleva asociado un primer calentamiento del aire por la liberación del vapor de agua al condensarse. «En días pocos nubosos sobre la Meseta, el aire sufre un segundo calentamiento anómalo a 600-700 metros de altitud y, finalmente, el aire se calienta de nuevo en su descenso hasta el nivel del mar a un un ritmo de 1ºC por cada 100 metros de descenso, de forma que en situaciones de poniente no es raro ver a media mañana temperaturas inferiores a 15º en la meseta, y de 25º en el litoral», explica el jefe de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología en Valencia.

«En muchas ocasiones el paso de Valencia a Cuenca por la A3 no es sólo una frontera política (cambio de comunidad) o geográfica (paso de llanuras prelitorales al altiplano), sino también climática, ya que con situaciones de poniente, se puede pasar de cielo cubierto y lluvia débil en Minglanilla, a nuboso sin lluvia en Requena, poco nuboso en Buñol y despejado en Valencia: son los efectos del recalentamiento del aire y consecuente reducción de la humedad relativa del aire», añade

A veces, el aire llega a zonas de Castelló con el mismo contenido de agua que a su paso por Cuenca, aunque algo más caliente, lo que disminuye su humedad relativa e impide que precipite en su contacto con el mar.

El tránsito continuado de aire de poniente es sin duda la causa de la falta de lluvia y de la sequedad del suelo en los 6 últimos meses.

Según datos de Aemet, el déficit de lluvia en el año hidrológico es ya superior al 70 % en el promedio del territorio, con zonas en las que supera el 85 %. Con tan poca lluvia, el suelo está muy seco en la fachada mediterránea, aunque sí solo consideramos la capa superficial del suelo, no capas profundas, la zona muy seca es mucho más extensa, abarcando prácticamente las provincias de Alicante y Valencia