Los vecinos vivieron un infierno y muchos temieron por sus vidas por la velocidad con la que se acercaron las llamas a sus viviendas. Enrique Mansergas reconoce que todavía no es consciente de lo que pasó. Mansergas estaba en su chalé de Calicanto con su mujer y su hija cuando se vio rodeado por las llamas.

«Empezó sobre las once de la mañana, pero todo se complicó al mediodía. Sobre las 16 horas vi que las llamas las teníamos encima. Eran como un soplete por culpa del viento. Nos metimos en el coche y salimos a través de las llamas, parecía una película», lamentó Enrique Mansergas. La familia consiguió ponerse a salvo, pero el fuego acabó con un coche que no pudieron sacar y causó daños en la terraza.

Otra vecina de la calle Julio Romero de Torres situada a unos dos kilómetros de la de Enrique Mansergas insistió en que fue algo terrible. «Vinimos a casa sobre las 16 horas y vimos desde la A-3 seis focos de fuego. El incendio estaba totalmente descontrolado», apuntó. «Desde la carretera vimos una franja de cinco o seis kilómetros de ladera ardiendo. Se estaba quemando toda la ladera», añadió su marido.

Gran tensión

José Manuel Víctor, un vecino que vive a unos doscientos metros de la pareja, indicó que a las 14.30 horas ya había mucho humo y que las llamas se acercaban hacia su vivienda. «En unos minutos el fuego giró y la Guardia Civil nos desalojó. Mi pareja quería quedarse a refrescar la casa con la manguera, pero yo le dije que era preferible que ardiera a que nos pasara algo. Nos fuimos a casa de mi hermano y ya no nos dejaron entrar».

Víctor admitió que vivieron momentos de pánico. «Estábamos histéricos porque el vecino nos decía que se nos quemaba la valla. Es muy difícil mantener la calma en estas situaciones porque está en juego tu patrimonio personal», indicó. La pareja pudo dormir en su casa, pero pasaron la noche «en duermevela porque había focos de fuego por todas partes». «El problema es que aquí jamás hemos visto un equipo de limpieza que desbrozara el monte», sentenció José Manuel Víctor.

Juan Cruz explicó que las llamas se quedaron a menos de cien metros de su casa. «Si llega a cambiar el viento nos lo quema todo porque tenemos veintidós pinos. No hay palabras para definir lo que vivimos. Era dantesco. Parecía el fin del mundo», afirmó.

Segundo incendio

Los vecinos no acaban de creerse que el incendio fuera originado por un rayo latente. «Hace tiempo que no caen rayos. Es cierto que pueden aguantar hasta un mes, pero no sé», aseguró uno de ellos. Una pareja que reside en el calle Pascual y Genís indicó que hace dos semanas ya hubo otro conato de incendio. «Aquel fuego lo controlaron enseguida, pero el de ahora ha sido muy violento. Las llamas iban a una velocidad de miedo. Está todo afectado. No entendemos cómo se ha podido propagar así».

Los dueños de las viviendas lamentaron que perdieron presión de agua cuando más la necesitaban porque el calor reventó algunas canalizaciones. Todos coincidieron en que lo peor es que el paisaje verde que tenían no lo volverán a disfrutar «hasta dentro de veinte años como mínimo».