Un nuevo agente irrumpió ayer en campaña electoral: los defensores del laicismo, que presentaron en Valencia la nueva Carta Europea por la Laicidad para que impregne la política comunitaria tras los próximos comicios. Con once mandamientos, el texto presentado por la coordinadora de Valencia Laica, Raquel Ortiz, reivindica «la protección de la libertad de conciencia» en los países europeos para anular «el confesionalismo y el clericalismo en las políticas públicas» que a su juicio todavía imperan en España. Entre los principios laicos más destacados de la carta figura la protección del «derecho a la libertad de conciencia de la infancia y adolescentes independientemente de las convicciones ideológicas de sus padres, madres o tutores». Piden que no les encaminen hacia ninguna religión ni en las escuelas, donde piden unas aulas laicas sin presencia de la fe, ni en el hogar.
Para lograrlo reclaman leyes europeas que preserven a niños y adolescentes de «todo condicionamiento doctrinario o dogmático de carácter coactivo», incluyendo «la imposición, por parte de los adultos, de cualquier religión, rito o convicción ideológica». Es decir, nada de bautismos o comuniones inducidas por los padres, por ejemplo. O nada de obligar a llevar el velo islámico a las jóvenes menores de edad que hayan nacido en el seno de una familia musulmana asentada en la Unión Europea. Según señala Raquel Ortiz, «las iglesias manipulan las mentes de niños y adolescentes desde muy temprana edad y el Estado ha de garantizar la protección de esta manipulación religiosa incluso en el seno de la propia familia». Valencia Laica admite la «dificultad» y delicadez de este asunto. ¿Y si hay una celebración familiar en la iglesia? ¿Se le va a prohibir asistir al menor de edad? «No queremos decir lo que debe hacer la gente, pero el principio general es muy sencillo: lo mejor es proteger las mentes de los niños apartándoles de los dogmas para que la gente vaya creyendo y decidiendo por sí misma».
Otro gran puntal de esta declaración laicista cuyo borrador fue elaborado el pasado marzo en Valencia es la «eliminación de toda financiación pública de las religiones y de todo privilegio fiscal», así como la supresión de todo concordato con la Iglesia Católica o de cualquier otro acuerdo con cualesquiera otras confesiones religiosas por parte de cualquier Estado o institución europea. «De los grandes partidos, el PP no dice nada y el PSOE afirma que quiere revisar los Acuerdos con la Santa Sede de 1979. Pero no se trata de revisar. Hay que acabar con esos acuerdos privilegiados», reclama la portavoz de Valencia Laica.
El resto de principios de la Carta Europea por la Laicidad pivotan sobre conceptos clásicos de esta corriente ideológica: respeto al derecho a la eutanasia y al suicidio asistido; garantías para el derecho a la libre interrupción del embarazo; ningún reconocimiento político del Vaticano como Estado; o que las entidades religiosas sean tratadas al mismo nivel que cualquier otra asociación.
Al acto de ayer asistieron representantes de Esquerra Unida, Compromís, UPyD, ERPV e Izquierda Republicana. «No han asistido ni contestado a nuestra invitación PP y PSPV. Parece que el laicismo no es un objetivo para ambos», lamentó Raquel Ortiz.
