La Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente que dirige Isabel Bonig tendrá más dificultades que otros departamentos para cumplir con la sentencia del Tribunal Superior de Justicia que obliga a la Generalitat a entregar las facturas que se abonaron a través de la caja fija desde 2006. Y el motivo es que uno de los archivadores donde se almacenaban las facturas correspondientes a los gastos del área de Medio Ambiente en los años 2009, 2010 y parte de 2011 han desaparecido de la conselleria. La caja física, que contenía centenares de facturas, literalmente se ha volatizado. El equipo de la consellera Bonig constató esta pérdida al poco de aterrizar en la conselleria, en junio de 2011, cuando el entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps, nombró a su nuevo Consell y decidió el traspaso de las competencias de Medio Ambiente a la nueva conselleria de Infraestructuras. Durante el traslado de papeles desde la conselleria que dirigió Juan Cotino desde agosto de 2009 hasta junio de 2011 en calle Francisco Cubells hasta la sede de Infraestructuras en la Avenida Blasco Ibáñez una de las cajas se perdió. O alguien se la llevó.
Al menos esta es la hipótesis que baraja la conselleria de Bonig que, no obstante, se percató de la desaparición de las facturas unos meses más tarde de su llegada, una vez salieron a la luz gastos irregulares de exaltos cargos que cargaron a la caja fija compras de pechugas Villaroy y huevos Kinder. Se da la circunstancia de que las facturas desaparecidas son precisamente las que en el otoño de 2011 se airearon en los medios de comunicación. En octubre de 2011 Levante-EMV se hizo eco de decenas de facturas de la conselleria que revelaban gastos elevados de taxis, centros florares, comidas en restaurantes o encargos de cenas en el Sushi Club e incluso noches de hotel en Noche Vieja realizados por la exsubsecretaria de Medio Ambiente, Cristina Serrano, a cargo de la caja opaca. A estos gastos anómalos hay que sumar otros, como los relatados ayer por este diario, en restaurantes donde no faltaba el marisco, los entrecots o el güiski escocés. Muchos de ellos, fueron conformados por Serrano y la exsecretaria autonómica; Maria Ángeles Ureña, aunque pertenecen a Cotino, entre ellos, viajes y estancia en Santiago de Compostela y mariscadas.
Los originales de todos los dispendios están en paradero desconocido. Fuentes de la conselleria de Infraestructuras indicaron, no obstante, que la documentación sí se encuentra en soporte informático. Con todo, cabe recordar que el proceso de digitalización de documentos se ha ha producido recientemente, con la llegada de Bonig, por lo que aunque haya registro contable de la caja fija, pueden haber facturas extraviadas. En todo caso, ningún original que aportar en caso de que el escándalo de los gastos llegara a los tribunales.
El descontrol, que según se evidencia en las decenas de facturas a las que ha tenido acceso este diario, existía al menos en aquella etapa y en aquella conselleria obligó a Bonig a tomar medidas y reforzar el control.
La primera decisión tras constatarse la pérdida de documentos fue incrementar la vigilancia sobre el almacén de la conselleria. «La documentación de las cajas fijas está ahora bajo llave», según indicó a este diario un portavoz de la conselleria. Pero, además, Bonig, quien recien llegada a la conselleria tuvo que justificar en las Corts las compras de huevo Kinder, ha optado por cortar por lo sano.
Según la fuentes consultadas, sólo ella utiliza y de forma muy puntual los fondos de la caja fija. Ningún otro alto cargo puede pasar gastos. Ni si quiera los gastos de taxis se pagan ya por esta vía. Tras los excesos anteriores con carreras de varias horas y pagos desorbitados, la conselleria sólo abona aquellos desplazamientos que tengan como origen o como destino la conselleria en el complejo 9 d'Octubre.
