La imputación de Alfonso Grau llegó en el último minuto, cuando parecía que el partido ya estaba ganado. De hecho, la noticia fue toda una sorpresa para el equipo de Gobierno municipal, que sabedores de la decisión que había de tomarse en la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca, mantuvieron sus agendas con normalidad. Ayer, por tanto, todo era confusión en el ayuntamiento y entre quienes deben decidir ahora si el vicealcalde, número dos de Rita Barberá y mano derecha de la alcaldesa, debe seguir en el cargo o abandonar su puesto, una decisión complicada que debe adoptarse, además, a apenas seis meses de las elecciones municipales y con la corrupción en el eje de la política española. Grau, eso sí, recordó que en esta situación (imputación) ya había estado antes y que si «alguna vez cambia, entonces opinaría del asunto». Era, de alguna manera, confirmarse en el puesto.

La primera en hablar fue Rita Barberá, a la que la noticia sorprendió bajando las escaleras del consistorio para inaugurar una exposición fotográfica sobre el 11-M. Interpelada por la prensa y con el semblante serio, la alcaldesa confirmó la imputación de Grau y aseguró estar sorprendida por ello, pues esta nueva decisión se habría adoptado «sin aportarse ninguna prueba más».

Aún así, evitó hacer un pronunciamiento más detallado hasta hablar con el propio afectado. Tampoco aventuró cual será el futuro de su vicealcalde, cuyo estado de ánimo desconocía. Únicamente aseguró que lo siente profundamente y que todo lo que podía improvisar en ese momento era «un sentimiento de pena».

Ese sentimiento era compartido por todo el grupo popular, la mayor parte del cual quiso estar cerca de Grau en este difícil momento. Muchos de ellos se acercaron hasta su despacho, donde mantenía una reunión de trabajo, para arroparlo y aunque nadie hablaba de su posible marcha, sí lamentaban su situación. «Aunque luego salga absuelto, le espera año o año y medio con esto», dijeron.

Reunión con la alcaldesa

Sólo el propio imputado confiaba en mantenerse en el cargo, pues «en esta situación ya había estado antes» y no había ocurrido nada. De hecho, en los pasillos del consistorio, antes de reunirse con Rita Barberá, el vicealcalde fue preguntado por la línea roja de Alberto Fabra, que niega cualquier cargo público a quien esté imputado, y su respuesta fue clara: «Ni linea verde, ni roja ni colará».

Luego, al término de su encuentro con la alcaldesa, el vicealcalde insistió en su discurso. Según dijo, no se habló de su continuidad en el puesto porque en este momento lo que hay sobre la mesa es su imputación, que como «ha ido y ha venido» no sabe dónde se acaba. Su cargo, dijo, «está a disposición de la alcaldesa desde el primer día que tomó posesión», pero recordó que «esta situación ya se ha dado». «Si cambia la situación ya opinaremos en ese momento», concluyó.