Hay listas y listas. Hay listas interesantes y listas interesadas. Las hay comprehensivas y las hay excluyentes. Hay listas negras y listas de espera. La de la compra, la de teléfonos, la de la clase? Hay listas inocuas y otras que no lo son tanto.

Ahora también hay una lista de los 30 colegios que obtuvieron «mejores resultados» en una prueba de evaluación diagnóstica que debemos ver como un punto de partida, pero nunca como un punto de destino.

Debemos saber qué medimos y para qué. Y la verdad es que la lista que hemos visto estos días publicada no responde a razones de evaluación pedagógica.

¿Qué hace que un centro educativo consiga buena posición en los resultados de las diferentes pruebas? ¿Dónde está la clave? ¿Dónde reside el éxito? ¿Cuánto se puede replicar? ¿Cuál es su capacidad de transferencia? Si el éxito de los mejores no nos sirve para mejorar a los más necesitados, ¿de qué estamos hablando? ¿Quién y por qué tiene este interés de hacer públicos unos resultados?

Entonces viene la segunda parte: ¿Cuál es el beneficio social resultante de la simple publicación de listados sin contexto? ¿Es marketing? ¿Eso es todo? ¿Solo eso?

Si una prueba diagnóstica tiene sentido lo debe tener para todos, para que podamos mejorar individual y colectivamente. Para que las prácticas más necesitadas, los centros más necesitados, los profes más necesitados, las familias más necesitadas, el alumnado más necesitado? reciba las mejores atenciones, los mejores cuidados, programas, recursos y equipos de personas con capacidad y deseo de hacer mejor las cosas, con sabiduría para saber lo que hay que hacer, con conocimiento para saber cómo hacerlo y con recursos para hacerlo.

¿Por qué hemos de acabar exponiendo de manera competitiva los resultados de nadie? ¿Por qué hemos de incentivar que existan los mejores y no incentivar que todos lleguen? Todos somos los mejores, todos debemos ser los mejores, todos podemos ser los mejores?

¿Qué es lo que hay que explicar de esto? ¿No será que habremos de esforzarnos más y mejor con quien más lo necesita? No necesitamos competencia, necesitamos alianzas. Hay que repensar la educación en otros términos, necesitamos centros competentes, con profesionales competentes capaces de movilizarse para formar mejores personas con capacidad para construir mejores sociedades.