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Propuesta

Otra hoja de ruta para un Canal 9 "universal"

El Col·lectiu Ricard Blasco propone un plan de reactivación de RTVV con tres canales de TV, tres radios y vocación de internacionalización con subtítulos en inglés a través del multimedia

La paella de Monleón en la manifestación contra el cierre. M.Á. Montesinos

De Burjassot, apagada en negro desde hace un año y empantanada en el terreno judicial, a proyectarse hacia el mundo entero mediante pantallas subtituladas en inglés. Éste es el gigantesco salto para Canal 9 que propone el Col·lectiu Ricard Blasco, integrado por profesionales de la comunicación y la investigación y capitaneado por el catedrático de Periodismo en la Universitat de València, Josep Lluís Gómez Mompart. En su libro colectivo Reset RTVV. Per unes polítiques de comunicació al servei de la societat (Onada Edicions), este nuevo think tank comunicativo plantea un «pacto fundacional» que permita reactivar la televisión pública autonómica con una doble garantía: que la nueva RTVV no será una televisión partidista ni gubernamental, y que gozará de viabilidad económica.

Proponen tres canales de radio (uno generalista, uno informativo y otro musical y de entretenimiento), al menos otros tres de televisión (generalista, de informativos y otro «experimental») y unos servicios multimedia que sean «punta de lanza» con aplicaciones móviles para todo tipo de dispositivos y que constituya una «plataforma de internacionalización de nuestros productos por medio del derecho de acceso universal y con la subtitulación al inglés de aquellos productos culturales que universalicen determinadas manifestaciones de la cultura y la identidad colectivas».

Sorprende el papel crucial que esta nueva propuesta concede a la existencia perentoria de una televisión que desde 2009 no superaba el 10 % de audiencia y que cerró tras un 2013 con el 3,8 % de cuota de pantalla. «La nueva RTVV, junto con los sistemas de enseñanza, sanitario y asistencial públicos, han de ser las instituciones que legitimen la Generalitat como gobierno de los valencianos y los factores clave de la solidaridad social entre todos los segmentos sociales. La RTVV „concluyen„ es el instrumento con mayor capacidad legitimadora de todos ellos». Es, añaden, «la garantía de la cohesión social y territorial». Incluso le asignan a la nueva radiotelevisión pública valenciana un deber: «que repercuta en el cambio de modelo productivo que necesita un País Valencià basado de manera abusiva en la construcción y el turismo. RTVV ha de incidir en un modelo postindustrial», agregan en este manifiesto que alterna las grandes ideas con las propuestas concretas.

Entre estas últimas, plantean explotar la comercialización del archivo histórico de RTVV con la BBC como modelo. Recomiendan sindicar contenidos con la red de televisiones locales y comarcales para valencianizar la oferta y rentabilizar el patrimonio audiovisual público valenciano. Piden dejar de comprar grandes lotes de películas americanas a las majors estadounidenses y tampoco adquirir grandes competiciones deportivas: lo primero, por razones culturales; lo segundo, para no repetir el «derroche de recursos públicos». Asimismo, piden que RTVV tire del carro del sector audiovisual valenciano (140 empresas, 30 millones facturados al año) y que mantenga un equilibrio entre producción propia y externalización de la programación. Se apunta, incluso, la creación de una nueva Conselleria de les Indústries Culturals que marque la estrategia.

Un director para seis años

En el marco del acuerdo institucional, el planteamiento del Col·lectiu Ricard Blasco empieza con la redacción y aprobación a las Corts de una ley de RTVV con tres puntos inexcusables: definición de contenidos del servicio público, una financiación concretada en un contrato-programa entre la Generalitat y RTVV y la prohibición de endeudamiento.

Además, proponen que el director de la tele sea elegido por dos tercios del Parlamento (y no sólo con la mayoría del partido de gobierno), que su mandato dure seis años (y no se ciña a la legislatura), o que su evaluación parlamentaria incluya un examen sobre sus «aptitudes profesionales» y su «conocimiento de la realidad valenciana». Reclaman un Consell d'Administració de carácter profesional y blindado con un mandato irrevocable e improrrogable de seis años; un Comité de Redacció fuerte y velador de la pureza informativa; un Consell de l'Audiovisual Valencià con competencias reguladoras y sancionadoras. De momento, Burjassot sigue en negro.

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