Centenares de niños y adultos disfrutaron ayer de una jornada solidaria y festiva en el colegio La Anunciación de Valencia, institución de la cual es alumna Nayra. La pequeña, de cuatro años, sufre una tetralogía de Fallot con atresia pulmonar y macap, una enfermedad rara que la obliga a someterse a una cara operación.

Para poder costearla, sus padres llevan desde el mes de diciembre, cuando se enteraron de la posibilidad de intervenirla, recaudando fondos con un sinfín de actividades. La de ayer fue una de las muchas que han programado para conseguir su objetivo: 700.000 euros.

«Creo que sí que lo vamos a conseguir, o al menos, nos quedaremos muy cerca. Queda mes y medio y ya hemos superado los 500.000 euros», explicó ayer el padre de la niña, José Chiva. «Sin la ayuda de nuestra familia, los amigos, los padres y madres del colegio de la niña, esto sería impensable. De la nada y en muy poco tiempo, apenas cuatro meses, hemos logrado estar presentes en muchos actos solidarios», contaba la madre, Arantxa Rodríguez.

De hecho, en la jornada de ayer se podía ver el calendario que los bomberos de Valencia realizaron junto con la niña para la causa. Y el fin de semana que viene los estibadores del puerto han organizado también un mercadillo solidario (en el recinto donde se instala la feria). Junto a los almanaques de los bomberos los asistentes al encuentro de ayer compraban llaveros, broches, libretas, pulseras, camisetas y todo tipo de objetos con la imagen de la niña y su lema de campaña: «Un latido para Nayra».

Pero no solo había productos de «marchandising». Las familias del colegio donaron libros, peluches, juguetes de todo tipo, ropa e incluso zapatos para ser vendidos en el mercadillo benéfico. La jornada contó además con unas paellas y una cena de bocadillo. Durante todo el día los más pequeños participaron en los talleres, jugaron en los hinchables y disfrutaron de las exhibiciones de baile y deporte que se llevaron a cabo en el patio del colegio. También se realizó una tómbola.

Las ideas no se agotan. Granito a granito, euro a euro, los padres de Nayra no tirarán la toalla hasta que consigan su objetivo: llevar a Nayra al hospital Standford, de San José, en California.