El Colegio de Geólogos ha cuestionado la elección del emplazamiento del Almacén Temporal Centralizado de Residuos Radioactivos (ATC) de Villar de Cañas, en Cuenca, tras conocerse el contenido de un acta de inspección realizada en el emplazamiento por técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear(CSN).

El presidente del Ilustre Colegio de Geólogos (ICOG) tras conocer los informes oficiales llega a sugerir que cabría «replantearse si merece la pena la ubicación elegida».

El informe del CSN supone un nuevo varapalo para la opción de Villar de Cañas, que fue pactada por el Gobierno con la Junta de Castilla-la Mancha ante la oposición de la Generalitat al emplazamiento de Zarra, el favorito en los informes técnicos.

No obstante, la posición de rechazo del gobierno de Francisco Camps podría reforzarse en el nuevo Consell autonómico si pactan el PSPV y Compromís, abiertamente contrarios a la opción de Zarra, que seguiría contando con el beneplácito de los técnicos y alentado por la urgencia en dar una solución a los residuos almacenados en las centrales nucleares españolas, que podrían tener que cerrar anticipadamente si no liberan sus piscinas de combustible gastado.

En un análisis experto del acta de inspección publicada por el CSN, el ICOG solicita que se realicen más estudios geológicos «de máxima fiabilidad», antes de decidir la construcción del ATC en Villar de Cañas.

Recuerdan que el acta de inspección «de caracterización geotécnica» del emplazamiento elegido muestra «deficiencias e incertidumbres» geológicas en los terrenos de Villar de Cañas.

Luis Suarez, presidente del ICOG asegura que «el futuro ATC se ubica en terrenos yesíferos y lutíticos que son solubles y expansivos respectivamente, lo que dificulta una correcta cimentación y va a disparar la inversión económica».

Según el informe del CSN, « no se dispone de procedimientos generales de ejecución de los trabajos de caracterización del emplazamiento», explica Suárez. También muestra que «no se han completado algunas actividades del plan de caracterización» y que «la interpretación de los datos de campo difiere según su uso posterior sea para estudios geológicos o para estudios geotécnicos».

En consecuencia explicó que «la ausencia de estudios geológicos contrastados condicionará la decisión final de ubicación del ATC desde el punto de vista económico y de seguridad», afirma.

«Hay que hacer muchos más estudios o si no replantearse si merece la pena la ubicación elegida», concluye Suárez.

El acta de inspección a la que alude el presidente del Colegio de Geólogos lleva fecha de 23 de febrero de 2015, aunque hasta ahora nadie había pasado prácticamente inadvertida.

En noviembre de 2014, el CSN ya requirió a la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) para que aclarase algunos aspectos del proyecto dentro «del proceso de autorización previa del ATC de Villar de Cañas». Sin embargo, para entonces, Enresa ya había comenzado las obras y su presidente, que intentó adjudicar el grueso de los trabajos hasta poco antes de su cese, había negado la existencia de problemas geológicos.