Integrante de la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Eloína ha muerto en Beirut (Líbano). Precisamente, hace nueve años, con motivo de la escalada bélica entre Israel y Líbano, ella padeció como pocos la cercanía de la guerra pero en el otro país. Cuidaba entonces de un hospital para niños con discapacidad en la ciudad israelí de Haifa. Y su determinación tuvo una gran repercusión en los medios de comunicación porque rehusó regresar a España junto a decenas de españoles a los que el Ministerio de Exteriores puso medios para abandonar la nación, atacada con inusual virulencia con misiles desde el Líbano.

Pero, sobre todo, su hazaña fue que puso a resguardo de los bombardeos a los niños de los que cuidaba, un total de sesenta. Lo hizo trasladándolos a un sótano de la residencia de las misioneras, adonde se los llevó dada la amenaza que se cernía sobre toda la ciudad. La heroica acción salvó la vida de los pequeños, ya que el hospital quedó destruido.

Tenía entonces 88 años y cuentan las crónicas que el traslado fue épico, con los niños en sillas de ruedas, en brazos de las monjas y todos a pie en medio de una ciudad bombardeada. Eloína Rosaleny también estuvo como misionera en Marruecos y en Belén, en Tierra Santa. Antes de su periplo en las misiones, la religiosa estuvo, entre otros destinos, en el antiguo hospital municipal de Xàtiva. Su paso por este sanatorio, atendido por monjas y activo hasta 1984, es muy recordado por los setabenses de cierta edad. Estuvo en este destino desde 1963 hasta finales de los 70.