El presidente de la Generalitat Valenciana Ximo Puig y el de la Comunitat de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, tienen previsto mantener en breve un encuentro en el que persiguen la adopción de estrategias comunes en defensa de aspectos básicos para la economía de ambas regiones como son: el agua, las infraestructuras„en especial el corredor mediterráneo„ y la financiación autonómica.

El encuentro «en la cumbre», heredero de las abundantes reuniones que Francisco Camps mantuvo con Ramón Luis Valcárcel estaba previsto para esta misma semana en Alicante, aunque las agendas de ambos dirigentes probablemente obliguen a aplazarlo hasta los primeros días de septiembre.

Lo que parece claro es que inicialmente ni Puig ni Pedro Antonio Sánchez aceptarán la invitación del PSOE de Castilla-La Mancha a visitar el entorno de los embalses de Entrepeñas y Buendía, punto de partida del acueducto Tajo-Segura y donde más visible es la oposición al trasvase. En el PSPV-PSOE todavía escuece la foto de agosto de 2001 en la que el entonces secretario general de los socialistas valencianos Joan Ignasi Pla se dejaba fotografiar en el Delta del Ebro con el frente antitrasvase del Ebro protagonizado en la época por el presidente aragonés Marcelino Iglesias, y en unión de los socialistas Montilla, Maragall y Francesc Antich, por entonces presidente de Baleares.

El presidente Puig ha optado por mandar un mensaje conciliador pero firme: la posición de la Comunitat Valenciana es de defensa del trasvase Tajo-Segura, asegura el jefe del Consell , que considera el mantenimiento de la infraestructura en sus condiciones actuales como «una cuestión legal y justa que sirve al crecimiento económico, no sólo de la Región de Murcia, de la Comunitat Valenciana, sino de toda España».

Ayer lanzó otro aviso a su homólogo de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. «El trasvase es una realidad que hay que mantener y no vamos a dar ni un paso atrás». Así se postuló el jefe del Consell, a preguntas de este diario, tras la guerra abierta a cuenta del Tajo-Segura. Puig insistió en que el conflicto hídrico «no se debe politizar» e insistió en que se debe cumplir la legislación a rajatabla. Es decir, siempre que los embalses de cabecera del Tajo superen las reservas marcadas en el memorándum, «se deberá trasvasar».

Este mensaje no difiere mucho del del actual presidente murciano, Pedro Antonio Sánchez, pese al malestar provocado por el presidente castellano-manchego Emiliano García -Page calificando de «indigno» el último trasvase del Tajo al Segura, de apenas 20 hectómetros cúbicos, y anunciando la presentación de un recurso en los tribunales.

Ambos preferirían que el agua no volviera al debate político y evitar en lo posible que a cada trasvase le siga un recurso oficial del Gobierno castellano-manchego, como ya ocurrió bajo el mandato de José Bono, José María Barreda y hasta con Maria Dolores de Cospedal antes de la firma del Memorándum del Tajo-Segura, parte de cuyo articulado fue anulado por el Tribunal Constitucional tras un recurso de las Cortes de Aragón, con mayoría del PP. No obstante, el propio tribunal dejó en suspenso la anulación dando un plazo de un año para solventar «defectos de forma» .

Pero es que, además, Sánchez no oculta su malestar con el «abandono» del Gobierno hacia las comunidades mediterráneas „Murcia lidera la reducción del dinero consignado en los Presupuestos Generales del Estado, que afecta también a los plazos para habilitar el corredor mediterráneo de mercancías„y con la resistencias a modificar la financiación autonómica, que castiga a la Comunitat Valenciana y a Murcia.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha citado a los presidentes autonómicos de su partido el próximo 3 de septiembre con el objetivo de paliar el creciente malestar, aunque no parece probable que este encuentro pueda afectar a la voluntad firme de ambos políticos mediterráneos de mantener un encuentro para el que siguen buscando una fecha.

En cualquier caso, Puig parece optar por el «pragmatismo» y busca acuerdos con los vecinos del sur a la estela, aunque lejos todavía, de sus antecesores. Desde mayo de 2003 hasta 2010 Camps y Valcárcel se vieron para hablar fundamentalmente de agua hasta en 60 ocasiones, unos contactos que continuaron con Alberto Fabra y que podrían retomarse en los próximos días.