Cada mes de septiembre nuevos universitarios eligen los colegios mayores para alojarse durante el curso, y se encuentran con un panorama inesperado: las novatadas. Los recién llegados son el centro de burlas y exigencias ridículas por parte de los «veteranos», que llevan más años en la residencia.

Desde la dirección del colegio mayor Rector Peset, de la Universitat de València, afirman que tienen «interés en que no hayan novatadas». Por ello han puesto en marcha programas de mentorización y tutorización de nuevos alumnos, además de mucha concienciación.

A pesar de que en las normas del colegio mayor se especifica que «están prohibidas las novatadas» y «promoverlas y colaborar en ellas será motivo de expulsión», éstas se daban cada principio de curso, por lo que la actual dirección se propuso erradicarlas con supervisión y lo han logrado, según apuntan: «Se nota en el ambiente. Hay más tranquilidad, lo han dicho hasta los trabajadores»; nada que ver cuando en 2009 expulsaron a un colegial por vejar e insultar a sus compañeros.

«Los veteranos asumían unos derechos y ventajas que no tienen», afirman desde la dirección. De 150 alumnos que se alojan en este colegio mayor, 45 son de nuevo ingreso, y no está permitido llamarles «novatos».

Jose María Trigo, es el delegado de dirección en este colegio mayor de la UV. El verano pasado acudió a un curso en Madrid, titulado «Novatadas: un desafío para la sociedad».

Este es el ?quinto año que se aloja en el colegio mayor, y afirma que el primer curso sufrió las novatadas nada más llegar. «Ellos piensan que los nuevos se tienen que adaptar», como una manera de «ganarse el puesto». Las novatadas varían, y pueden ir desde obligar a bailar, hacer flexiones o ir en ropa interior por la calle; vender pañuelos; llevar las bandejas en el comedor; preguntas indiscretas...

Sumisión para no ser el objetivo

El adjunto de dirección explica que muchas veces las novatadas están relacionadas con la ingesta de alcohol y que muchos universitarios aceptan las humillaciones porque piensan que cesarán pronto y si se niegan serán objetivo mayor.

Según Jose María, la novatada tiene como «elemento común la injusticia y la violencia», y «lo que empieza siendo inofensivo, puede acabar con que alguien levante la mano», o en actitudes machistas difundidas por Internet, como ha pasado en alguna ocasión. Y es que, este estudiante de ingeniería mecánica considera que las novatadas «no son bromas porque no se realizan en situación de igualdad, sino de superioridad».

También admite que algunos estudiantes opinan que si no hubiera sido por las novatadas, no se hubieran integrado. Para él, generan un clima de tensión innecesario. «El mes de octubre la palabra ´novato´ te taladraba la cabeza», recuerda. Además, opina que referirse a los nuevos residentes como «novatos» es un modo de despersonalizar a los jóvenes y marcar distancias, por eso el uso de la palabra está prohibido y perseguido en el Rector Peset.

Novatadas para «conocerse»

En el colegio mayor Galileo Galilei, de la Universitat Politècnica de València, la situación es diferente. Desde el 5 de septiembre los estudiantes que allí se alojan han ido por el centro de Valencia con la cara pintada, en pijama del sexo opuesto, o disfrazados; han vendido pañuelos por la calle; y se han emborrachado en las «sangriadas», en las que han llegado a consumir 900 litros de bebida. Además, también es típico presentarse en público, al grito de «¡Silencio, coño!» y con sus motes.

Desde el Consejo de Estudiantes de esta residencia, explican que pese a estar prohibidas, las novatadas se realizan porque la gente «participa voluntariamente». Dicen que lo hacen como una manera de relacionarse y conocerse (son 300 colegiales nuevos), «antes de que todo el mundo se encierre a estudiar», aseguran. No obstante, el artículo 7 del reglamento del Galileo Galilei afirma que se tiene que «fomentar la integración de los nuevos colegiales en el grupo y en la vida colegial, impidiendo cualquier tipo de novatada sobre nuevos colegiales». En su artículo 102 califica el hecho de «promover o realizar novatadas» como «faltas muy graves».

«En Valencia la gente suele portarse bien; aquí todo el mundo está encantado», pero admiten que a veces algunos «sí se molestan, pero no pasa nada grave». No obstante, el año pasado se fueron «dos o tres chicas», apuntan.

Una estudiante de segundo de carrera asegura que ahora «no se hace casi nada y a la mínima que alguien se pasa con un novato, no se permite que continúe». Apunta que el objetivo es «que los novatos no lo pasen tan mal con el cambio de estar en su casa a estar fuera», pero no quiere dar más detalles a este periódico.

Hace unas dos décadas la Universitat de Valencia decidió prohibir estas prácticas, y en su lugar creó la «Setmana de benvinguda», con conciertos musicales como manera de conocer gente, sin novatadas.