A pesar de su mala fama, la justicia no siempre es lenta e ineficaz. La «prueba del algodón» que demuestra que, si se quiere, se puede ser rápido y eficaz, está en el segundo piso de la escalera azul de la Ciutat de la Justicia de Valencia y en el Juzgado de Primera Instancia nº 1. El Consejo de General del Poder Judicial (CGPJ) acaba de premiar al equipo humano que compone este juzgado, en la modalidad de Justicia Eficaz, por el proyecto «Celeridad en la tramitación y resolución de procesos».

Entre sus logros, a pesar de la avalancha de ejecuciones hipotecarias, demandas por acciones de Bankia o de preferentes registradas en los últimos años, está su capacidad de respuesta. Y su resolución: desde 2013 hasta ahora ha dictado 339 sentencias en las que ha obligado a Bankia a devolver 7,2 millones de euros en acciones a los accionistas defraudados. Y son rápidos hasta para pagar a los afectados.

Más datos que avalan haber recibido este premio: Primera Instancia número 1 incoa las demandas verbales el mismo día que se reciben, o al día siguiente como muy tarde, y señala juicio en mes y medio o 35 días hábiles.

En el caso de los juicios ordinarios, «las audiencias previas se señalan dentro del mes siguiente a la recepción de la contestación de la demanda y el juicio ordinario, entre uno y dos meses desde la celebración de la audiencia previa. Y la sentencia se dicta en uno o dos días siguientes a la celebración del juicio», según consta en la memoria que presentaron al CGPJ.

¿Cuál es el secreto para este éxito? El magistrado Juan Carlos Mompó Castañeda, titular de Primera Instancia número 1, tiene claro que la eficacia de su juzgado reside en la fuerza del equipo que han logrado formar. «Un grupo de gente veterana, que hemos conseguido una buena organización y crear un buen ambiente entre todos los funcionarios». La oficina judicial la componen un magistrado, el secretario judicial Miguel Ángel Martínez Martínez, tres gestores procesales, cinco tramitadores procesales y un funcionario del cuerpo de auxilio judicial. En 2013 se les amortizó la plaza de un gestor procesal, pero ni con esta pérdida han bajado el ritmo.

Otro hábito que desvela el secreto de su eficacia: en lugar de esperar cada día a que lleguen los escritos del Registro Único de Entrada que reparte el Decanato, a las 11, «es el propio secretario judicial quien acude puntualmente cada mañana, a las 9.10 horas, para llevarlos al juzgado y proveerlos sin necesidad de esperar». Después de tanto esfuerzo, el premio supone una «satisfacción personal», según el magistrado Mompó Castañeda. Aunque el galardón diario lo obtienen «cuando ves a los afectados que consiguen cobrar el dinero que creían haber perdido. Aunque sea poco dinero nos da una gran satisfacción poder darles una respuesta».