Jonathan Gómez Cantero, geógrafo, climatólogo, revisor del 5º Informe del Panel Intergubernamental del climático y autor de un informe para el Parlamento Europeo sobre «Cambio climático en Europa 1950-2050» será el responsable de moderar hoy la mesa con la que arranca en Valencia un ciclo «de reflexión y debate» ante la Cumbre del Clima de París y su impacto sobre el Mediterráneo.
Gómez Cantero advierte sobre un intento de algunos países de buscar un acuerdo en París que implicaría ampliar a 2,7 grados el «límite» al calentamiento global que la comunidad científica internacional ya fijó en 2 grados centígrados bajo la premisa de que a partir de ahí «no hay retorno posible» y añade que «los refugiados ambientales» empujados por hambrunas y sequías serán «el gran movimiento poblacional del siglo XXI».
El ciclo de reflexión, que cuenta con la participación de destacados expertos y una representación de primer nivel de todas las comunidades autónomas del arco mediterráneo pretende «aportar al debate social y a la implicación política la especificidad como comunidad mediterránea, especialmente vulnerable», según Elena Cebrián, consellera de Agricultura, medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural de la Comunidad Valenciana. «O nosotros cambiamos o nos cambiará el clima. De hecho, ya lo está haciendo, y por eso hemos de tomar medidas tanto de mitigación, es decir, reducción de gases, como de adaptación a los cambios irreversibles que ya se están produciendo».
Punto de no retorno
Jonathan Gómez, que modera la mesa técnica con la que arranco el ciclo, recuerda que poner el «techo» de una subida de la temperatura en 2 grados centígrados en 2100 obedece a la convicción de que es el «punto de no retorno» y que a partir de ahí, «la inercia climática continuaría en ascenso en los siguientes años con unos efectos que son irreversibles e impredecibles». Paradójicamente, el argumento principal de los países que proponen ahora subir el límite a 2,7 grados es el de que «como no se ha hecho nada en estos años» resulta inevitable que el calentamiento global se dispara a esos niveles.
En ese sentido, Gómez Cantero se muestra pesimista: «Habrá acuerdo en París, pero con compromisos muy por debajo de las expectativas y de las recomendaciones del IPCC».
Si no se puede evitar esa subida tan solo cabe mitigar y adaptarse. «El problema es que todos los países del tercer mundo, que apenas han contribuido a esta situación, van a ser los que salgan peor parados porque carecen de los recursos medioambientales, económicos y sociales para hacer frente a las consecuencias del calentamiento», añadió.
El geógrafo cita el ejemplo de Bangladesh, donde un aumento de un metro en el nivel del mar como el esperado «provocaría el desplazamiento de millones de personas».
Menos recursos hídricos
Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante es uno de los invitados hoy en el bloque de intervenciones en el que se analiza el impacto del cambio climático en el Mediterráneo.
En relación a los recursos hídricos, Olcina avanza una «reducción» del volumen de agua disponible y un «aumento de inundaciones y sequías».
El experto, colaborador de Levante-EMV, añade que los datos climáticos comienzan a ser evidentes y muestra un aumento de las temperaturas, especialmente las mínimas„ y cambios en el reparto estacional de las precipitaciones, con menos lluvias en primavera, y un incremento en otoño con su «torrencialidad» asociada. El agua «buena» que riega las cosechas y llena los embalses es sustituida por la del otoño, «poco aprovechable» y generadora de daños económicos.
