El Paraje Natural el Surar es como una gota de agua dulce en medio del inmenso océano paisajístico de la Comunitat Valenciana. Se trata del bosque de alcornoques más meridional del territorio, situado en los términos municipales de Llutxent y Pinet, que llena de magia el corazón de la Vall d'Albaida. «El Surar tiene unas características especiales que no estamos acostumbrados a ver por aquí. Es único y diferente a los existentes en las comarcas cercanas», explica Maria Mahiques, una de sus principales valedoras. Y es que las características especiales de la zona le proporcionan la capacidad de acoger este bosque de Quercus suber, que está catalogado como Lugar de especial Interés Comunitario (LIC), debido a que acoge dos microreservas de flora, diferentes especies de fauna protegida y flora endémica. Además, la abundancia de las lluvias en la zona descalcifican el suelo, creando ambientes ácidos pese a que se trata de un área de roca calcárea, y ayudan a abastecer una balsa de agua que crea un hábitat para diferentes especies de anfibios como el totil, la rana común o el gripauet.

Respecto a la flora, el paraje natural cuenta con las microreservas de Els miradors y El Pla de la Jonquera, dedicadas especialmente a la conservación del alcornoque mediante la implantación de planes de gestión y reforestación. Se pueden encontrar, no obstante, una gran cantidad de especies debido a sus características edafológicas y al microclima de la zona, como son el ciprés azul, la alcachofera de montaña, la aliaga, el tomillo real o el pino resinero. En la fauna, a parte de los anfibios mencionados anteriormente, destacan los conejos y los jabalís.

Para poder visitarlo existen rutas senderistas de diferente dificultad, que transcurren por diferentes pueblos de la Vall, la Costera o la Safor que incluso ofrecen la posibilidad de visitar los antiguos hornos de cal, rehabilitados recientemente. Existe una ruta municipal, de muy baja dificultad, accesible para todos los públicos y que recorre circularmente el paraje mostrando los encantos de los bosques de alcornoques y finalizando en la visita de la microreserva de Els Miradors, donde se puede contemplar el mar y algunas cimas importantes de las comarcas de alrededor, como el Montdúver o el Montgó.

«La gente no es consciente de lo que tiene ni de lo que puede aportar un paraje como éste», explica Maria, que insiste en que todo el mundo puede salir beneficiado del paisaje «si la gente es capaz de llegar a entender la conexión que existe entre el paraje, la historia del pueblo y nosotros», añade.