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Título

El barón de Beniparrell y sobrino de Fabiola pierde el marquesado de Centelles

Un litigio judicial entre dos primos nobles que se disputaban el título de origen valenciano finaliza con la última marquesa de Alginet como heredera del privilegio

El barón de Beniparrell y sobrino de Fabiola pierde el marquesado de Centelles

El título nobiliario de marqués de Centelles, la familia cuya rama valenciana protagonizó el siglo XV por sus enfrentamientos con los Vilaragut y que acabó emparentando con el linaje de los Borja para acaparar mejor el poder valenciano, ese título ya tiene dueña después de dos años vacante por la muerte de su titular. Pero para ello han tenido que litigar y disputarse el honor dos primos terceros que, además de sangre, comparten títulos nobiliarios valencianos.

Por un lado, Alfonso Escrivá de Romaní y Mora: barón de Beniparrell, conde de Sástago, marqués de Monistrol de Noya, sobrino de la difunta reina Fabiola de Bélgica y Grande de España. Por otro lado, Blanca Escrivá de Romaní y Morenés: antigua marquesa de Alginet que cedió el título a su hijo, y esposa del noble Luis Guillermo Perinat y Elío.

Después de litigar por el título a la muerte en 2013 de su primo hermano Justo San Miguel y Escrivá de Romaní, que retenía el título de marqués de Centelles, el Ministerio de Justicia ha resuelto. En una orden publicada ayer en el Boletín Oficial del Estado se manda expedir la Real Carta de Sucesión en el título de Marqués de Centellas [forma castellanizada de Centelles] a Blanca Escrivá de Romaní y Morenés. Gana la partida quien fue marquesa de Alginet hasta que en 1999 cedió el título a su hijo Jaime Perinat y Escrivá de Romaní. Blanca es, además, nieta del décimo conde de Casal y primer marqués de Alginet (1910).

Vistos los informes de la Diputación de la Grandeza de España, la Subsecretaría de Justicia y el Consejo de Estado, el hecho de ser la pariente más cercana del último titular del marquesado ha hecho a Blanca merecedora del título.

La historia «fosilizada»

Más allá del laberíntico entramado de apellidos y parentescos, resulta interesante el origen de los títulos nobiliarios. Primero, el marquesado de Centelles en litigio hasta ayer. Lo creó el rey Carlos II en 1666 para revestir de nobleza al valenciano Antoni Joan i de Centelles (1616-1681), que fue juez criminal y civil de la audiencia de Valencia, que luego pasó a los dominios hispánicos en Nápoles y llegó a ser gran canciller del Estado de Milán y regente del Consejo de Italia. El título fue rehabilitado en 1914 por el rey Alfonso XIII a favor de Guillermo Escrivá de Romaní y Muguiro.

También tiene ecos valencianos el condado de Sástago, el título que le da Grandeza de España a Alfonso Escrivá de Romaní y Mora. El nombre del condado „Sástago„ alude a la villa cuyo señorío concedió Jaume I a Blasco de Alagón, conquistador de Morella que le entregó al rey la capital dels Ports. El título fue creado en 1511 por Fernando el Católico a favor de Blasco de Alagón y Lanuza. Hoy lo retiene el también barón de Beniparrell, Alfonso Escrivá de Romaní y Mora, cuyo padre se casó con la hermana de la reina de los belgas Fabiola. Por último, la Baronía de Beniparrell es un título nobiliario creado en 1258 por Jaume I a favor de Arnaldo Romaní y Escrivá.

Los dos primos protagonistas de esta historia nobiliaria viven en Madrid, según fuentes conocedoras de la disputa judicial. Su relación con Valencia es meramente de títulos y linaje.

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