El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, pidió ayer a la ministra de Fomento Ana Pastor una solución «rápida y urgente» para los problemas que arrastra la línea de Cercanías C-6, entre Valencia y Castelló a raíz de las obras de colocación del tercer carril, que permitirá conectar en alta velocidad ambas ciudades y que forma parte también de las obras del corredor mediterráneo.

Según fuentes próximas al President, Ximo Puig mantuvo una conversación telefónica con la ministra en la que calificó la situación de «insostenible» y aseguró que el deficiente servicio de Cercanías desde que comenzaron las obras del tercer carril constituye «un maltrato» para los valencianos.

Según estas fuentes, la ministra aseguró que trasladaría a Renfe y ADIF el malestar de la Generalitat «para que en la medida de lo posible se adopten medidas que permitan restablecer el servicio de Cercanías entre Castelló y Valencia.

La pasada semana, la ministra ser reunió con los empresarios del sector siderúrgico y de la multinacional Ford y les comunicó que la línea no se cortaría para acelerar los trabajos en la vía, tal como se se había evaluado previamente.

Los empresarios advirtieron que no era posible renunciar al uso del ferrocarril en este tramo, ni siquiera por un corto periodo de tiempo, lo que condiciona los plazos para la finalización de las obras, responsables también de las deficiencias en el servicio de Cercanías que está provocando un profundo malestar entre los usuarios y las instituciones valencianas.

Los problemas en el tráfico ferroviario de Cercanías se repiten desde que en verano comenzó la construcción de las obras del tercer raíl.

La ejecución de las obras obligó a reducir de 40 a 25 el número de convoyes diarios en el tramo Valencia-Castelló, que utilizan a diario miles de personas, entre los que se encuentran cerca de 6.000 estudiantes de la Universitat Jaume I, de los que 2.700 proceden de Valencia y los municipios de su área metropolitana.

Sin plazos

El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) ha defendido que el proyecto de obras ha tratado de minimizar la afección al tráfico ferroviario y hasta se ha atribuido a esta servidumbre el incumplimiento de los plazos anunciados. Primero se anunció la llegada del AVE para diciembre de 2015, y ahora elude poner fecha. Si las obras siguen al ritmo actual podrían no estar terminadas hasta diciembre. Un corte total del tránsito aceleraría la actuación, pero Fomento ha descartado esta posibilidad.