La democracia es elegir entre proyectos distintos (si no, «lo llaman democracia y no lo es»). En los últimos tiempos hemos aprendido que la elección entre dos partidos, cuyos programas electorales se diferencian bastante pero cuyas políticas cuando gobiernan sólo lo hacen mínimamente, no es lo que quiere la mayoría. Los límites de la política no tienen por qué ser tan estrechos. Eso es lo que han demostrado los más de 5 millones de votos de Podemos y las fuerzas del cambio (segunda en la Comunitat Valenciana), esa es la oportunidad que tenemos ahora la ciudadanía.

¿Por qué ha fracasado la investidura de Pedro Sánchez? La respuesta es bastante sencilla: Pedro Sánchez nos pedía elegir entre «lo malo y lo peor». Pretendía volver a limitar la elección democrática a diferencias de matices: el programa económico del PP o el de Ciudadanos, plasmado casi en su totalidad en el acuerdo alcanzado con el PSOE.

Podemos y Compromís nos presentamos a las elecciones con el compromiso de rescatar personas, prometimos devolver el bienestar y la dignidad a tanta gente abandonada por el PP, a ese 26% de valencianos y valencianas en riesgo de pobreza. Prometimos revertir los recortes y ahora el PSOE quiere que nos resignemos y olvidemos esos compromisos. Prometimos subir el salario mínimo a 800 euros en dos años, y demostramos con una memoria económica que se podía. El PSOE pretende ahora que nos resignemos a una ridícula subida de un 1%, la misma que propone el PP. Prometimos derogar las reformas laborales y luchar contra la temporalidad y la precariedad, y el PSOE pretende ahora que nos resignemos y le digamos a los y las trabajadoras que no sólo no es posible recuperar derechos sino que hay que abaratar más el despido, llegando a indemnizaciones de sólo 12 días por año trabajado. Nos comprometimos a una reforma fiscal progresiva para que paguen más los que más tienen, para igualarnos al sistema tributario europeo, para que los trabajadores, autónomos y pequeños empresarios no carguen con todo el peso impositivo. El acuerdo PSOE-Cs mantiene la reforma fiscal del PP y afirma que «estudiará» un impuesto a las grandes fortunas. Pretende el PSOE que nos resignemos a «estudiar» una medida que con voluntad política se podría aplicar mañana. Pretende el PSOE, en realidad, que sigamos su ejemplo, pues estas medidas también las prometían los socialistas en campaña.

La nueva política pasa por la coherencia entre programas electorales y programas de gobierno. En Podemos no estamos dispuestos a faltar a esa coherencia, a defraudar a la primera de cambio a la ciudadanía que ha confiado en nosotros. Prometimos rescatar a las personas y eso no se hace con resignación, estamos dispuestos a trabajar para formar un gobierno que sea capaz de hacerlo. Tenemos voluntad y además sabemos cómo se hace. Pedro Sánchez también debería saberlo, escuchar más a su amigo Ximo Puig y tener en cuenta lo que ha hecho el PSPV en la Generalitat Valenciana.

Los discursos en la primera sesión de investidura pusieron de manifiesto algo que resulta ya innegable: hay números suficientes para un gobierno plural, de cambio y de progreso, un acuerdo entre PSOE, Podemos, Compromís e IU. Dicho de otro modo, no hay necesidad de hacer esa elección resignada que nos propone Pedro Sánchez entre «lo malo y lo peor». Ante esas tristes opciones, mi voto está claro: NO a una investidura que implica resignarse e incumplir el compromiso que las fuerzas del cambio adquirimos el 20D. No a una investidura que imposibilitaría la opción que la ciudadanía está esperando: la de «lo mejor», lo mejor para la gente, que no puede ser compatible con lo mejor para el Ibex35. Eso es la democracia, elegir entre proyectos distintos.