El incendio que arrasa desde ayer un cementerio de neumáticos usados en la localidad toledana de Seseña continua lanzando a la atmósfera compuestos químicos y partículas con efectos cancerígenos que durante horas han estado desplazándose en la atmósfera en dirección a la Comunitat Valenciana siguiendo la trayectoria de los vientos dominantes.

Según las primeras simulaciones realizadas con el modelo «Hysplit», desarrollado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAH), las partículas lanzadas al aire por el incendio habrían llegado alrededor de las 20 horas a un punto indeterminado sobre la vertical de la Comunitat Valenciana. No obstante, no existe constancia por el momento de que se haya producido un incremento en la atmósfera de las partículas PM10 y PM2.5 en las estaciones de control de la contaminación operadas por la Generalitat Valenciana.

Casualmente ayer se puso en marcha una operación de mantenimiento en los servidores informáticos de la Generalitat que impidió acceder a los datos «on line» de la red, aunque las estaciones seguían midiendo y en las próximas horas se producirá el volcado de los datos que evidenciarán si realmente las partículas llegaron a depositarse en territorio valenciano como apuntaba el modelo «Hysplit».

Las PM10 son pequeñas partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen, cuyo diámetro es menor que 10 µm ( la milésima parte de 1 milímetro) y que se dispersan en la atmósfera por la contaminación industrial (humo negro) o bien por incendios, erupciones volcánicas y hasta por irrupciones de polvo sahariano.

Fuentes de Salud Pública de la Generalitat aseguraron ayer que estarían «atentos» a cómo se iba desarrollando el incendio y, sobre todo, el posible desplazamiento de las partículas en suspensión a causa del viento de Poniente para, en su caso, «tomar medidas» ante una eventual llegada a tierras valencianas.

De esta forma, aseguraron que el riesgo para los valencianos era «mínimo».

El investigador del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) Xavier Querol, premio Jaume I de Protección Medioambiental, explicó que la composición de este humo, en concentraciones elevadas y en exposiciones prolongadas puede tener efectos sobre las poblaciones cercanas„su impacto se diluye con la distancia, por lo que aconseja a la población que siga las recomendaciones de las autoridades y permanezcan confinadas.

Según aseguró, el humo provocado por el incendio es «perjudicial» y «preocupante», especialmente para las personas que puedan estar afectadas por enfermedades respiratorias o cardiovasculares. El valenciano Querol precisó que la vida media del carbono negro es de entre un día y una semana, aunque su permanencia también dependerá de la lluvia y de la velocidad del viento.

Su compañero en el CSIC y también premio Jaume I, Joan Grimalt, aseguró que «no es bueno respirar la carbonilla porque tiene cantidades importantes de hidrocarburos aromáticos policíclicos», un compuesto orgánico que se encuentra en el petróleo, el carbón y en depósitos de alquitrán.

Dentro de estos hidrocarburos, hay algunos que son altamente cancerígenos como el benzopireno que se forma en la combustión de cualquier materia orgánica, añadió el investigador.