Albatera, un pueblo de algo más de 11.000 habitantes de la Vega Baja, vio colonizada ayer tarde su plaza por militantes socialistas, con y sin cargo. Hasta un millar se esperaban. El municipio, en el sur castellanoparlante del territorio valenciano, fue el elegido por Ximo Puig y su equipo para celebrar el año del cambio, los 365 días desde las elecciones del 24 de mayo de 2015, que supusieron el desalojo del PP de la Generalitat.

Puig no se fue solo ayer a Albatera. Se hizo acompañar de todos los consellers del PSPV, además de los secretarios autonómicos y los directores generales designados por el partido. Junto a los militantes de comarcas de Alicante, todo estaba preparado para reunir de 800 a mil personas.

El encuentro sucedía la víspera de la visita del líder del PSOE a Burjassot, que esta tarde ofrece un mitin en la Casa de la Cultura del municipio, con capacidad para 1.500 personas, en el que Puig será el gran ausente.

En el contexto de desencuentros entre los responsables de PSOE y PSPV, la cena anoche de Puig en Albatera deviene también en una exhibición de fuerza del jefe del Consell ante Ferraz.

Por otra parte, la elección de Albatera para el gran acto de celebración del PSPV del primer año del retorno al poder no es casual. Es, sobre todo, un gesto de agradecimiento de Puig a la comarca de la Vega Baja, en concreto, y a Alicante, en general, ya que fueron enclaves fundamentales para que los socialistas valencianos evitaran el sorpasso de Compromís en los comicios de hace un año. Además, la elección de Albatera encaja con la voluntad reiterada del jefe del Consell de «coser» (vertebrar) el territorio valenciano.

El president señaló ayer, antes del viaje al sur, que la etapa de cambio político en la Comunitat Valenciana «no ha hecho más que comenzar». Ahora de lo que se trata es de conseguir «la reparación, reconstrucción y renacimiento de la Generalitat», afirmó en Valencia tras asistir a la conferencia de Elena Cebrián sobre una nueva política ambiental.