La población valenciana ha entrado en lo más crudo del llamado invierno demográfico al superar las defunciones a los nacimientos por primera vez desde 1941. Según los datos provisionales del Movimiento Natural de la Población (MNP) en 2015 publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en los 542 municipios valencianos vinieron al mundo el año pasado 43.311 niños mientras los fallecimientos ascendieron a 44.320.

Estas 1.009 muertes por encima de los alumbramientos arrojan el primer saldo vegetativo negativo de la historia en la demografía valenciana desde que hace 75 años se publican estas estadísticas.

El saldo vegetativo es el aumento o decrecimiento de la población por causas naturales, por la resta entre muertes y nacimientos y sin tener en cuenta los movimientos migratorios. Históricamente un saldo negativo era sinónimo de guerras o hambrunas, hoy es una alarma que alerta del envejecimiento acelerado de la población europea.

Ni en lo más duro de la posguerra española las muertes habían superado a los nacimientos en la Comunitat Valenciana, donde en 1941 hubo se registró un crecimiento natural de 1.388 personas.

Este primer saldo vegetativo negativo en 75 años también se repite en el conjunto de España

(-2.753 personas), pues al igual que en la Comunitat la natalidad también cae un 5 % y la mortalidad sube un 6,7 % con respecto a 2014.

La natalidad valenciana, salvo un leve repunte el año pasado, lleva cayendo desde 2009. El año pasado tocó fondo con 8,8 alumbramientos por cada mil habitantes, lo que supone la tasa bruta de natalidad más baja desde 1975.

Tras este retroceso, además de que las valencianas tienen su primer hijo cada vez más tarde „31,89 años en 2015, tres más que en 1975„, está el hecho de que el número de mujeres entre 15 y 49 años (en edad de ser madres) retrocede desde hace siete años por un triple efecto combinado.

Menos mujeres en edad fértil

El primero es consecuencia de que ahora llegan a la edad fértil las generaciones menos numerosas nacidas durante la crisis de natalidad de los 80 y primera mitad de los 90. Entre 1993 y 2000 la Comunitat registró ocho años seguidos con tasas brutas de natalidad.

Las otras dos causas se derivan de la falta de recuperación del empleo tras la crisis, que ha reducido el flujo de inmigración exterior . Este efecto es importante, porque uno de cada cinco niños nacidos en la Comunitat el año pasado son hijos de madre extranjera. La falta de oportunidades laborales también ha repercutido en el mayor número de emigraciones al exterior de los últimos años, sobre todo de jóvenes en edad de procrear.

A pesar de la reducción de nacimientos se ha producido un aumento en el indicador coyuntural de fecundidad o número de hijos por mujer (que se situó en 1,32 frente a los 1,31de 2014) dada la disminución en el número de mujeres en edad fértil. No obstante, los demógrafos consideran que se debe mantener un indicador de 2,1 hijos por mujer para garantizar el reemplazo de la población. La Comunitat lleva 33 años por debajo de dicho umbral del relevo generacional.

La caída de la natalidad combinada con el aumento de la esperanza de vida se traducen en que la población valenciana haya alcanzado en 2015 el índice más alto de envejecimiento de los últimos 40 años. Si en 1975 había 38 valencianos mayores de 64 años por cada 100 menores de 16, en 2015 dicha proporción era de 114 a punto de jubilarse por cada 100 niños. Desde el 2000 hay más adultos mayores que niños y adolescentes en la C. Valenciana.