Llevan dos años «resucitando» bicicletas «muertas», abandonadas y tiradas junto a contenedores o en trasteros, y dándoles una segunda vida junto a nuevos amos. El proyecto Bicicletas para Todas, de Torrent, ha entregado más de 250 bicicletas en estos meses a personas en riesgo de exclusión gracias altrabajo de tres asociaciones: Col·lectiu Soterranya, AMA (Asociación por el Medio Ambiente y el Cambio Climático) y el Espai Tàndem. «Trabajamos tres pilares fundamentales: la movilidad, la solidaridad y la sostenibilidad», explica Toni Velarde, quien añade que los beneficiarios usan las bicis en sus desplazamientos para realizar trámites o ir a clase o a trabajar.

Ayer, los voluntarios y receptores se juntaron en el antiguo cauce del río Túria para compartir la mañana celebrando los dos años. Además de dar una vuelta con las bicicletas y almorzar, también aprovecharon la ocasión para repartir cinco nuevas bicicletas. En este caso, algunos de los beneficiaros fueron Macumba Gaye, de tan solo 11 años, o Cristian de Barros, refugiado.

Las bicicletas «se recuperan abandonadas, tiradas por la calle» y se «reutiliza todo, no tiramos absolutamente nada», asegura Toni, ya que desde las asociaciones no cuentan con mucho presupuesto y se encargan de repararlas. Además, Tàndem ofrece talleres para aprender el oficio, lo que se puede convertir en una salida laboral. Es el caso de Ousmane Diaby, de Costa de Marfil, que llegó a Valencia hace año y medio. Él recibió una bicicleta y ahora colabora reparando. Conoció el proyecto a través de Accem. «A mí me gusta ir en bici; pero en mi país son muy caras. Aquí son más accesibles y puedes gastarla para dar un paseo, viajar... Valencia está bien para ir en bici», aseguró el joven.

«Detrás de cada donación hay una historia; cambia vidas», explicó Alejandro Andújar, ya que por ejemplo, algunas personas ahorran tiempo en sus trayectos cotidianos y lo pueden destinar a sus familias.

Las asociaciones tienen un taller en Torrent y otro en Valencia y aunque este proyecto les genera «un trabajo añadido», también aseguran que les «llena de felicidad». Intentan mantener el contacto con los beneficiarios y ayudarles en su integración. Ellos, a cambio, se comprometen a cuidar la bicicleta, hacer un buen uso de ella, y donarla en caso de no necesitarla más.