El Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica (GRMH) en la Comunitat Valenciana anunció ayer que los fondos obtenidos por iniciativa de un grupo de arqueólogos permitirán cotejar el ADN de los dos «soldados desconocidos» localizados en octubre de 2013 en la sierra de El Toro y que están desde entonces en la Escuela de Medicina Forense de la Universidad Complutense de Madrid.

A lo largo de la presentación, además, hicieron públicos los informes finales de las exhumaciones de ambos soldados. Tras las investigaciones pertinentes se puede deducir que pertenecían al ejército republicano y tenían entre 25 y 30 años cuando murieron entre el 10 y el 13 de agosto de 1938 en la batalla del Rincón d'Arnau.

Estos cuerpos fueron localizados tras cinco días de excavación en el Puntal de Magañana, una zona «escarpada, de muy difícil acceso y a más de 1.500 metros de altitud» en El Toro.

Sobre el bando para el que lucharon, el arqueólogo Miguel Mezquida explicó que, aunque no están «seguros al cien por cien» es muy probable que pertenecieran al bando republicano, puesto que «estan a 25 metros de la trinchera franquista y si hubiera sido compañero los habrían recogido» para ser enterrados. Además, tras las investigaciones han descubierto que el marcaje de los cartuchos de los soldados «tiene indicativos de fabricación exclusiva para la República Española», según Mezquida.

Con todo, tanto Mezquida como Matías Alonso, coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica, lamentaron que la falta de fondos ralentizó los trabajos de identificación de ambos soldados, que podrían retomarse gracias a los fondos recaudados a través de una iniciativa impulsada en la convención de arqueología Meets Arch, celebrada en junio en Madrid, y podrán llevarse a cabo los análisis de ADN de ambos soldados, y que posteriormente se podrán cotejar con los datos de las familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos durante la Guerra Civil.

«Ya estamos más cerca de conseguir que estos soldados dejen de ser desconocidos, pues de hecho ya hay diez familias que se han puesto en contacto con nosotros», recalcó ayer el arqueólogo Miguel Mezquida.