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Entrevista

María Jesús Girona Magraner: "La conciliación debe ser una obligación y no solo una opción para las empresas"

La representante de la Federación de Mujeres Jóvenes cree que debe trabajarse en igualdad desde todas las áreas

Maria Jesús Girona ha sido premiada con una mención honorífica en Igualdad. fernando bustamante

La igualdad no es que la mujer trabaje; de la misma forma que la conciliación familiar no es que una mujer esté con su hijo mientras ejerce su empleo. Y por último, el feminismo no es lo contrario al machismo. Es un movimiento de mujeres y hombres que luchan por tener los mismo s derechos. Maria Jesús Girona Magraner es enfermera y antropóloga y está dispuesta a acabar con el estigma que acarrea la palabra feminismo. Es una trabajadora incansable, y mientras concluye el doctorado en Antropología de la salud, género y derechos humanos (y sigue trabajando en la Federación de Mujeres Jóvenes, entidad que presidió durante 3 años) le ha llegado un reconocimiento del Estado por su trayectoria en la lucha por la igualdad. Aunque solo tenga 29 años.

La igualdad será real algún día... ¿o es una quimera?

Si se analiza la historia se han conseguido cambios muy importantes y ciertas victoria que no son suficientes. Las cifras así lo demuestran aunque el propio gobierno diga que la igualdad está conseguida y con ese argumento designe menos presupuesto a políticas de igualdad. Hay más violencia contra las mujeres, aumenta el machismo en adolescentes, hay más mujeres asesinadas... y así constantemente. Los datos se centran en la violencia de género pero, pero «el género» desde estar inserto en todas las áreas „ sanidad, economía, educación...„ y no se le da prioridad. Igualdad no es que las mujeres trabajen.

Teniendo en cuenta que para alcanzar la igualdad aún queda mucho trabajo pendiente... ¿por dónde empezamos?

Por trabajar más. ¿Cómo? Con políticas de igualdad porque el trabajo de los movimientos, el trabajo en la calle está muy presente, pero sin ese apoyo institucional no hay avances. Se debe trabajar en igualdad desde todas las áreas para que sea un eje trasversal. Hay comunidades muy avanzadas al respecto, como el País Vasco o la Comunitat Valenciana ahora, con el nuevo Consell. Pero a nivel estatal es un desastre.

¿Podría concretar las medidas que se deben llevar a cabo?

En educación, por ejemplo, lo que deberían hacer es dejar de cambiar las leyes educativas cada dos por tres e introducir cuestiones de coeducación. En educación para la ciudadanía se daba una pequeña pincelada sobre la homosexualidad, la violencia de género... Sensibilizar a la población más joven y educar desde la base es fundamental. Puede parecer una medida puntual pero no lo es y requiere de recursos que hoy por hoy no se están dando. Otro ejemplo: en Sanidad, a día de hoy, los diagnósticos médicos están basados en la figura del hombre. Y no es lo mismo un infarto de miocardio en un hombre que en una mujer. O una depresión. Las ansiedades van en aumento y hay una medicalización al respecto, pero ni se analiza ni se trata la presión social de la mujer. Se habla de problemas alimentarios pero no se analiza de donde vienen: dobles y triples jornadas laborales, cuidado de los hijos, cuerpos perfectos...

La conciliación familiar persigue reducir esa presión...

La conciliación familiar no funcionará en España mientras siga siendo una opción para las empresas y no una obligación. A las empresas no les interesa y no tiene porqué hacerlo así que no lo hacen. De hecho, en las entrevistas de trabajo a todas las mujeres les preguntan si son madres o si quieren serlo en un futuro...

Desde la Federación de Mujeres Jóvenes abanderáis desde hace años la campaña «No seas presa de la talla» dirigida a las más jóvenes... ¿En qué consiste?

Pretendemos concienciar a las jóvenes en esa obsesión por encajar dentro de unos parámetros dados por una sociedad y por una industria de la moda y farmacéutica que impone una determinada forma de ser porque, sino, no estás aceptada por la sociedad. Eso, con los nuevas tecnologías se acrecienta más. La moda de subir fotos de cuerpos perfectos a las redes sociales y entender que, cuantos más «likes» obtengas más aceptada eres... ufff... eso hace mucho daño a ciertas edades y deriva en problemas de anorexia, bulimia... en acoso escolar y hasta en suicidios.

Pero da la sensación de que, aunque uno se centre en la educación dentro y fuera de las aulas, todo se va al garete cuando el menor enciende la televisión...

Es cierto. El mundo de la publicidad y marketing es tan fuerte y absorbe tanto que las organizaciones feministas quedamos en nada. Peor hay que seguir denunciando porque sí se pueden conseguir cosas, como cuando una joven consiguió que Zara cambiara los maniquíes. Nosotras desarrollamos campañas en colegios e institutos para establecer una línea de denuncia en las redes sociales. Es difícil, porque vivimos en un sociedad del patriarcado y nos vemos muy limitadas a la hora de romper roles o estereotipos lo que no significa que dejemos de luchar. A mí me encanta la cita de Margaret Mead: ´Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo. De hecho, son los únicos que lo han logrado´. Pues eso.

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